jueves, 14 de mayo de 2009

CONFESIONES DE UN PIRATA (GENE WOLFE)



LA NOVELA: Como joven párroco, el padre Christopher ha oído muchas confesiones, pero su propia historia es más asombrosa que ninguna revelación que le hayan hecho sus feligreses… Porque cientos de años antes de haber nacido, Chris fue capitán pirata.
Recién salido del monasterio, el ex novicio se ve inexplicablemente transportado a la época dorada de la piratería, donde una inesperada nueva vida lo aguarda.
Al principio, se resiste a unirse a los célebres Hermanos de la Costa, pero pronto adopta la vida de un bucanero, mientras sucumbe a los encantos seductores de una enigmática señorita. Como capitán de su propio barco, saquea las Antillas en busca del oro español. Adónde le conducirán sus aventuras, solo Dios lo sabe…

EL AUTOR: Gene Wolfe nació en Nueva York en 1931. Ingeniero industrial de profesión, es autor de más de veinte novelas y cientos de relatos breves. Gran parte de su reputación procede del éxito de sus sagas El Libro del Nuevo Sol, El Libro del Sol Largo y El Libro del Sol Corto, así como por su reciente serie, El Caballero Mago. Es famoso también por la serie de Latro de la cual Soldado de Sidón (publicado también, como Confesiones de un pirata, por La Factoría de Ideas) es la tercera entrega.
Wolfe es un autor igualmente respetado por la crítica como por la comunidad literaria, y se le considera como uno de los mejores autores de literatura fantástica de la actualidad. Los prestigiosos escritores Neil Gaiman y Patrick O’Leary han declarado su profunda admiración hacia Wolfe y la influencia que este ha ejercido sobre su obra. A lo largo de sus cuarenta años de carrera como escritor, ha ganado entre otros, los premios Nebula, John W. Campbell, British Science Fiction, Rhysling (de poesía), además del premio Mundial de Fantasía por Soldado de Sidón. En 1996 la Convención Mundial de Fantasía le otorgó un premio por toda su carrera.

COMENTARIOS: «Gene Wolfe es el mejor de los autores. Me siento como un contemporáneo que intenta contarle a la gente qué tiene Mozart de bueno» (Chicago Sun-Times)
«Si eres un fan de Wolfe, debes leerlo. Si nunca has oído hablar de Wolfe y te gustan las historias de piratas, debes leerlo. Si has oído que Wolfe es brillante y quieres leer una de sus obras, debes leer esta. ¡No te decepcionará!» (Review Journal)
«Gene Wolfe es el mejor, más sutil y más peligroso de los escritores vivos hoy en día» (Neil Gaiman)
«Si algún escritor dentro de la narrativa de ficción se merece ser considerado un autor consagrado, ese es Wolfe» (The Washington Post Book World)

OPERACIÓN NOSTALGIA: LA SERIE NEGRA DE BRUGUERA

Quizás no fue la primera, pero sí la primera que yo conocí. Me refiero a la Serie Negra de la colección Libro Amigo que la Editorial Bruguera publicaba allá por finales de los años 70 y principios de los 80. Anteriormente sólo había leído, dentro del género, a Manuel Vázquez Montalbán y su novela fundadora del Ciclo Carvalho, Tatuaje (ya sé que Pepe Carvalho nació en Yo maté a Kennedy, pero las cosas como son, en mi opinión esta primera novela no es propiamente una novela negra, por lo que sería excesivo incluirla, como en ocasiones se hace, incluso desde la propia editorial, dentro de la serie protagonizada por el detective barcelonés de origen gallego) y fue su lectura, y sobre todo la de aquellos críticos que relacionaban esa novela tan atípica para su tiempo con los autores que habían creado el género negro en la época posterior a la Gran Depresión, la que me animó a acercarme a un género que hasta entonces no había sido muy apreciado en España.
Para ello empecé a leer a aquellos autores que, al parecer, habían sido los antepasados literarios de Vázquez Montalbán y encontré un auténtico filón en la Serie Negra de Bruguera. Quizás, como ya he dicho, no fuera la primera, ni siquiera la más valiente u original, pero tuvo la virtud de darnos a conocer a los escritores clásicos del género, a sus padres fundadores y a quienes les sucedieron en el trono.
No exagero si digo que muchos de los lectores de mi generación que se engancharon a lo negro, literariamente hablando, fueron convertidos a la causa por culpa de esa colección. Allí pudimos conocer a Raymond Chandler, Dashiell Hammett y James M. Cain (menudo trío), pero también a Jim Thompson, Chester Himes (si antes de leerle alguno de nosotros era racista, automáticamente dejó de serlo o es que no sabía qué era lo que estaba leyendo), Ross MacDonald o David Goodis. Quizás su gran virtud fue su peor defecto, ya que apostaba poco por otro tipo de autores, más alejados de los clásicos. Aún así se publicaron también obras de J. P. Manchette, Osvaldo Soriano o Giorgio Scerbanenco (curiosamente publicó una novela para mí muy floja, La cueva de los filósofos, y sin embargo no incluyó en la Serie Negra el ciclo dedicado a Duca Lamberti, lo mejor que escribió nunca el autor italiano dentro del género, que publicó la misma editorial fuera de esa colección). Aún así, a pesar de esa timidez, llegó a apostar por autores como Juan Madrid y Carlos Pérez Merinero, en aquella época dos escritores jóvenes que se estaban iniciando en el género y tradujo un par de obras de Jaume Fuster, ente ellas El procedimiento (De mica en mica s’omple la pica).
Actualmente quienes amamos el género negro tenemos la tendencia de pensar que todo el mundo conoce a los clásicos, pero sólo se les puede conocer si se les lee y para eso (ya sé que parece una verdad de Pero Grullo pero hay que decirla) es necesario que se publiquen. Por eso colecciones como aquella de Bruguera siguen siendo imprescindibles.