Entrevista publicada en el Diario Vasco el 11 de abril de 2011. Redactor: Roberto Herrero. La fotografía que ilustra la entrada pertenece a la página web de la Asociación de Escritores de Euskadi
Fátima Frutos, ganadora del premio Ciudad de Irún de poesía. La escritora donostiarra se ha hecho con este prestigioso galardón dotado con 15.000 euros
Vive la poesía con pasión y así lo refleja en 'Andrómeda encadenada', el libro en el que continúa la linea erótica de su anterior trabajo y en el que también reflexiona sobre la figura de mujeres que le han impresionado y se deja llevar de la mano por poetas y filósofos alemanes.
Dice usted que «el objetivo último de este poemario es trazar una mirada en que la felicidad se muestra como una exigencia dentro de la propia vida».
Esa frase parte de un proceso de reflexión. Buscando en la vida de los personajes que aparecen en el poemario me di cuenta de que la vida se presenta tan dura para tantas personas que, realmente, es una exigencia buscar la felicidad para aquellos que tenemos una vida más fácil, que podemos comer tres veces al día, tener una cama, no pasar frío y tener una asistencia sanitaria. La vida es tan cruel para tantos millones de seres humanos que para quienes tenemos unos mínimos cubiertos es una exigencia buscar la felicidad. La nuestra y la que les debemos a los demás. La felicidad de las pequeñas cosas, no hablo de paraísos, yates y 'honolulus'. Hablo de una plenitud en cada una de las tareas que vas haciendo a diario, buscar el cien por cien de la plenitud.
¿Parte de esa búsqueda de la felicidad pasa en su caso por la escritura y la poesía en concreto?
Sí, para a mí la poesía es el idioma del alma. Haber escrito este poemario ha resultado un orgasmo cósmico. Había veces que estaba frente al ordenador, en un asiento que es muy cómodo, mullidísimo y que da pie a regodearse y a estar cómoda. Y sentía que mientras tecleaba levantaba tres centímetros sobre el asiento. No ha sido como Santa Teresa, que se levantó dos palmos del suelo. No ha sido algo físico, sino la sensación de levitación y eso es más que un orgasmo físico. Me suelen preguntar para cuándo escribiré prosa y les contesto que mientras la poesía me produzca este tipo de maravillosas sensaciones no cambiaré de género.
¿Le gustaría que sus lectores al menos se acercaran a esas sensaciones que cita?
Me gustaría. Desde mi primer poemario mi nombre va unido a la poesía erótica. He recibido cartas de gente que me cuenta que lo han leído en pareja o incluso en trío. Ya el nombre de Fátima Frutos es una aliteración con la F. Y con esa letra se construyen grandes palabras sensuales, como firmamento y unas cuantas más. Con mi segundo poemario he querido hacer de la poesía erótica mi buque insignia y un camino a seguir.
Según la mitología griega a Andrómeda su padre la encadenó desnuda a una roca y la quería entregar a un monstruo. Pero, permítame la simplificación, llegó Perseo y la rescató, se casaron y tuvieron muchos hijos.
Yo a esto le pongo un punto muy interesante. Andrómeda, traducida del griego, significa gobernanta de hombres. En una ilustración que Doré hizo de Andrómeda encadenada me fijé que había un punto de dolor, pero también existe un punto erótico muy importante, por aquello del 'bondage'. Una mujer con las muñecas atadas en lo alto, salpicada por la espuma del mar. Todo tiene bastante de tormentoso. Llega Perseo y se queda prendado de ella porque era bellísima. Y todo el mundo lo ve como el cuento del príncipe que viene a rescatar a la princesa, pero yo creo que Andrómeda tiene un punto de mujer fatal.
Por ahí empieza este libro.
Con un monólogo en el que ella le declara a Perseo que ha pasado mucho sufrimiento, que está desengañada de lo que es el amor y que no le venga con pamplinas porque está de vuelta de todo. Le viene a decir que vale, me vas a quitar los grilletes y quieres ser el hombre de mi vida, pero antes te voy a contar que yo he pasado las de San Quintín y no soy la princesa que se deja rescatar en la almena.
Otra parte del poemario la ha dedicado a la figura de mujeres especialespara usted.
Me fijo en mujeres que lo han pasado muy mal, pero que han sabido hacer una catarsis de todo ese sufrimiento. Son grandes saltadoras de obstáculos de la vida. He querido aprender de ellas. Es el caso, por ejemplo, de la princesa de Éboli. Me llamó mucho la atención su historia de amor con Felipe II, lo cruel que fue con ella. Me fijo también en Irena Sendler, una enfermera polaca que salvó de la muerte a más de 2.500 niños judíos en el gueto de Varsovia. Me intereso por Henriette Vogel, la que fue amante del poeta del romanticismo Von Kleist. También me fijo en Artemisia Gentilheschi, a la que se le reconoce como la primera gran pintora, discípula de Caravagio. Ella fue violada, lo denunció, no la creyeron y como respuesta la torturaron y le retorcieron todos los dedos de las manos. Luego se demostró que la denuncia era verdad y siguió pintando. Muchos de sus grandes obras fueron pintados con esa discapacidad que le provocaron.
¿Hay una tercera parte en la que se hace acompañar de poetas y filósofos alemanes?
Es que la literatura alemana es la que se adentra en el alma humana de una forma más valiente. El romanticismo alemán influye en el resto europeo porque lo hacen de una forma más valiente, se lanzan a sumergirse en lo absoluto, en el intento de responder a preguntas como qué es el alma humana, adónde nos dirigimos. Y en ello se dejaban la vida, todos ellos morían con enfermedades de la época como la tuberculosis. Con locuras, con enormes depresiones, suicidándose.
¿Cree que es más complicado para las mujeres hacerse un hueco en el panorama poético?
El género poético está mucho más masculinizado que, por ejemplo, la novela. Siempre se ha hecho mucho hincapié en la poesía amorosa, en la que la musa es la mujer y había que escribir odas a la belleza y a las amantes. La poesía que han hecho muchos varones a lo largo de demasiados siglos es la poesía de la mujer objeto. Objeto de sus amores, de sus deseos. Ahora lo que reivindicamos las poetisas es que se nos considere sujeto. Ya somos autónomas y para eso primero nos amamos a nosotras mismas y luego si toca amar a alguien más pues bienvenido sea, pero primero yo y después yo.
Creo que el 28 de mayo va a recoger el premio dejando huella.
Voy a ser la premiada más sexy en la historia del Ciudad de Irun. Dicen que hasta el 40 de mayo no te quites el sayo, pues yo me lo voy a quitar.
DATOS: Estudió: Trabajo Social en la Universidad del País Vasco y Sociología en la Universidad Pontificia de Comillas. Trabaja como Técnica en Igualdad en el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia, Navarra. Su anterior libro se titula 'De carne y hambre' y con él ganó el Premio de Poesía Erótico-amorosa 'Ateneo Guipuzcoano' 2008.
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