jueves, 13 de octubre de 2011

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 315.-LLAMADA PARA EL MUERTO (JOHN LE CARRÉ)


Título: LLAMADA PARA EL MUERTO
Título original: CALL FOR THE DEAD
Autor: JOHN LE CARRÉ
Editorial: BRUGUERA
Trama: Un funcionario del “Foreign Office” se suicida tras ser entrevistado por George Smiley, miembro de los servicios de inteligencia británicos, acerca de su pasada militancia en el Partido Comunista. Pero Smiley, que tras la entrevista pensaba que el funcionario se había quedado bastante tranquilo, no se cree la tesis del suicidio, por lo que iniciará una investigación que le obligará a enfrentarse no sólo contra un asesino, sino con su propio pasado.
Personajes: George Smiley, hombre bajito, rechoncho y de aspecto mediocre, especialista en literatura alemana, pero tenaz y eficaz, miembro del servicio de inteligencia británico, Maston, jefe de Smiley, preocupado exclusivamente por su propio puesto y que no le salpique ningún escándalo, Mendel, inspector de policía retirado, de la vieja escuela británica, que aún cree sinceramente en la ley y el orden, Dieter Frey, responsable de una oficina comercial de la Alemania del Este en Londres, que estuvo al servicio de Smiley, como agente, en la época de la Alemania nazi, Peter Guillam, compañero de Smiley, leal y eficaz,
Aspectos a Destacar: Con “Llamada para el muerto” Le Carré inicia su carrera literaria y lo que será una de las sagas más brillantes acerca de la Guerra fría, dándole la vuelta a las novelas de espionaje que se escribían hasta entonces, repletas de superhéroes tipo James Bond, y devolviendo el protagonismo a oscuros burócratas que trabajan desde aún más oscuros despachos. Es también la primera novela en la que aparece George Smiley, el protagonista más emblemático de Le Carré y que resume en sí mismo sus teorías sobre el mundo del espionaje.
La Frase: Le entristecía comprobar en sí mismo la paulatina muerte de los placeres naturales. Siempre apartado, encontrábase ahora eludiendo las tentaciones de la amistad y la lealtad humanas, y defendiéndose hurañamente de las reacciones espontáneas. Gracias a la energía de su inteligencia, se obligaba a observar a la humanidad con objetividad clínica; pero, ya que no era ni inmortal ni infalible, detestaba y temía la falsedad de su vida.