Hay momentos en los que los pueblos
cambian el rumbo de su historia. Sucede en contadas ocasiones y exige la
convergencia de muchas voluntades dispares. En esta novela Arantzazu Ametzaga
nos narra con pasión uno de esos episodios, quizás el más relevante y
desconocido, aquel que tuvo por epicentro un desfiladero pirenaico allá por el
mes de agosto del año 778. Y lo hace de forma documentada y amena,
entretejiendo historias vitales articuladas en dos líneas temporales: el siglo
VIII, acompañando a la expedición de Carlomagno a Vasconia, y el siglo XIII, en
torno a la elaboración de las vidrieras de la catedral de Chartres.
Un relato cautivador para evocar la gesta que, a la
postre, dio lugar al nacimiento del primer reino vascón.