jueves, 19 de septiembre de 2013

EN EL BRAZO DE ORIÓN (VICENTE HERNÁNDIZ)

Al mirar el interior del frondoso bosque, Marco no tuvo duda, el lugar iba a resultar tan terriblemente inhóspito como en los anteriores escenarios de combate.
Frente a él iban un par de legionarios; nombre este que Marco propuso para las unidades de infantería y al que no se le argumentó objeción alguna. La tarea de esta avanzadilla era evitar que el grupo pudiera verse en dificultadas o ser emboscado, por ello eran portadores de sistemas de visión nocturna y sensores de movimiento que podía proporcionarles una amplia gama de estímulos difícilmente perceptibles por los sentidos humanos.
No habían llegado más allá de unos centenares de metros desde la última alerta, cuando el avanzadilla de la derecha, quedando quieto como un felino terrestre, levantó el brazo. Todos entendieron la señal. El entorno, de pronto, se vio tétricamente inmóvil. El gesto fue repitiéndose, dejando a cuantos formaban el grupo tratando de ver o escuchar algo que pudiera dar razón a las sospechas emanadas de quien les había alertado.
Unos segundos después, quizá hasta puede que un minuto, la señal desapareció y ambos exploradores continuaron su casi imperceptible marcha. El tiempo había transcurrido, en ese momento, con una terrible parsimonia, por ello, en muchas ocasiones, los lapsos que pasaban en esta situación eran difícilmente cuantificables.
La unidad llevaba dos horas adentrándose en esta zona boscosa. Habían atravesado un par de riachuelos y remontado más de diez colinas, pero era desde hacía unos 30 minutos cuando su caminar tornóse mucho más precavido, terriblemente lento y con breves paradas como la que hacía unos minutos protagonizaron. Era terreno próximo al enemigo y toda cautela, ahora, era necesaria.


Así comienza En el brazo de Orión, la novela de Vicente Hernándiz, continuación de Cuando las estrellas nos llamen, que se presentará el próximo 27 de septiembre, a las siete de la tarde en Patraix (Valencia), en Salón de Actos de la Biblioteca Municipal de Patraix (Valencia), Interior del Complejo Deportivo Municipal, en la calle Azagador de las monjas, (calle peatonal).