Título: EL ATAQUE MARSHALL
Autor: JOSÉ RAMÓN GÓMEZ CABEZAS
Editorial: SERIAL EDICIONES
Trama: En su obsesión por capturar a un pequeño
delincuente, un agente de policía destinado en Barcelona intentará manipular a
tres jóvenes procedentes de Ciudad Real que intentan buscarse una vida mejor
lejos del pueblo y, sin darse cuenta, acabaránn metidos de lleno en una sórdida
historia que tiene su prólogo en los últimos días del III Reich. Estamos en
plenos años 50 y los leales al Régimen de Franco (policías, políticos y
potentados) campan a sus anchas.
Personajes: Martín
Sagaseta, joven policía que tuvo que trasladarse de Madrid a Barcelona para intentar
olvidar un oscuro hecho de cuando se iniciaba en la policía, Pastor, veterano
policía compañero de Sagaseta, por el que siente cierto aprecio, un tanto escéptico
y descreído aunque sin cuestionar en ningún momento la situación en la que vive
el país y en la que él está inmerso, Póveda, otro compañero de Sagaseta, el
reverso de Pastor, violento y corrupto, Platas, obeso anticuario de ideología
falangista, si bien es de los que usan la política para su medro personal, Juan,
Teodoro y Alfonso, jóvenes manchegos, los dos primeros hermanos, que intentan
buscarse la vida en Barcelona, el primero más reflexivo y taciturno, marcado
por un encontronazo que tuvo hace años con la policía, su hermano Teodoro más
ingenuo y siempre a su sombra y Alfonso, el tercero, más descarado y “echao p’alante”,
Eva, madre soltera que trabaja como prostituta, con la que hace amistad
Sagaseta.
Aspectos
a Destacar: La descripción de una época
sombría de España, dominada sobre todo por el miedo, en la que se ubica una
excelente historia negra en la que todos sus personajes están marcados por su
pasado / El tristemente fallecido Francisco González Ledesma, que fue
considerado jefe de la “manada negra española”, hace en esta novela un corto
pero simpático cameo.
La
Frase: No te avergüences de tener
miedo. Salvo los locos, todos lo tienen, pero sin ideales no se puede vivir.
Hizo una pausa que a Martín le pareció un siglo. En los tiempos en que aún no
habían preñao a la Moños, yo no levantaría un palmo del suelo, ya estaba de
barricada en barricada partiéndoles la crisma, con una de éstas, a tiarrones
como tú que se creían muy hombres pa disolvernos a la mínima orden de sus
jefes. Sin convicción no se puede ir por la vida. Eso te convierte en un
mierda.