Título: DOBLE IMAGEN
Autor: JORDI SIERRA i FABRA
Editorial: MARTÍNEZ ROCA
Trama: En los años finales de la transición, Ernest
Carreras, un político nacionalista catalán, pero con buena imagen, grandes expectativas
de futuro y muchas posibilidades de expansión de su ideario fuera también de
Cataluña, es asesinado en su domicilio de un modo extremadamente violento. Para
evitar la consiguiente crisis política, las autoridades presionarán para detener
cuanto antes al asesino y descubrir sus motivos, lo que pondrá en el filo de la
navaja al inspector encargado del caso que, sujeto a los estrictos procedimientos
reglamentarios de la policía, solicitará la ayuda de un íntimo amigo suyo,
periodista de profesión.
Personajes: Daniel
Ros, periodista independiente, amante de los Beattles y escritor de unas
famosas y muy vendidas novelas policíacas, bajo el seudónimo de Jordi Sierra i
Fabra, Paco Muntané, amigo de la infancia de Ros, inspector de policía encargado
del caso, presionado constantemente por sus superiores, que no ven con buenos
ojos su talante democrático y progresista, García, policía y chófer de Muntané,
que recela de Ros e indirectamente, y a causa de la protección que le da al
periodista, de su jefe, Jaime Ansa, empresario que respalda política y económicamente
a Carreras, Mercedes Costa, exmujer de Ernest Carreras, apegada a las
tradiciones y esclava del “qué dirán”, Néstor de Juan, antiguo hombre de
confianza de Carreras, despedido por el político de un modo sorprendente, Sonia
Palau, secretaria de Carreras, muy apegada a él y extremadamente leal,
María-Mario Bernal, travesti barcelonés conocido de Néstor de Juan.
Aspectos
a Destacar: Con “Doble imagen” Sierra i
Fabra inició una serie, compuesta por unas cuantas novelas dedicadas al
periodista Daniel Ros, con una enorme fuerza y vitalidad, así como con un
estilo muy semejante al de los mejores autores norteamericanos de novela negra
de la época de los inicios del género.
La
Frase: Los rasgos de su cara
reflejaban una latente dureza vital, el paso de unos años poco agradables y la
amargura de los sueños perdidos, la ausencia de una palabra llamada
"felicidad". Se movía con nervio, recogiendo platos en prodigioso
equilibrio con unas manos fuertes, habituadas al trabajo, y unos brazos
endurecidos. Los ojos gritaban, a todo aquel que quisiera verlo y entenderlo,
que habían visto mucho.