Título: UN DIOS CIEGO
Autor: JAVIER SAGASTIBERRI
Editorial: EREIN
Trama: El asesinato, aparentemente realizado por un sicario,
de un abogado que había pasado de estar en la cumbre de su profesión a transitar
por lo más bajo de la misma obligará a la Ertzaintza (la Policía Autónoma
Vasca) a introducirse tanto en los recovecos de su vida personal como de su
actividad laboral. Pero la fuga de la prisión de Basauri de un peligroso
criminal hará que las agentes encargadas del anterior caso dividan sus fuerzas,
en un intento por solucionar lo más rápidamente posible ambos asuntos, el
segundo de los cuales les atañe personalmente.
Personajes: Itziar
Elcoro, suboficial de la Ertzaintza, reflexiva, tímida e intelectual lo que en
ocasiones le da la apariencia de ser fría, Arantza Rentería, compañera de
Itziar, más impulsiva y visceral, atormentada interiormente por una historia
personal que no ha desvelado ni a su compañera que es, a su vez, su mejor
amiga, Jon e Iñigo, primos entre sí y ertzainas, que trabajan bajo las órdenes
de Itziar Elcoro, el primero más serio y reglamentista, el segundo más
indisciplinado y desenfadado, don Celso, viejo conocido de la Ertzaintza que,
en sus buenos tiempos, solía actuar como intermediario en asuntos delictivos, don
Sergio, invidente que se ha hecho con el control del narcotráfico en Bilbao y
dirige una secta religiosa dedicada al culto de un dios ciego, Gorka, extraño amigo
y confidente de Arantza, propietario de un club sado, Patricio O’Connor, reputado
abogado bilbaíno, cuyos clientes son en su totalidad de clase alta, propietario
del bufete del que fue despedido el abogado asesinado, originando su declive
tanto profesional como personal.
Aspectos
a Destacar: La descripción de los
diversos ambientes que se mueven entre la baja delincuencia y la alta sociedad
(o alta delincuencia) a través del auge y declive de uno de los más
prometedores elementos de esta última / La hábil y divertida utilización de
“cameos” de diversos personajes y autores de la más reciente novela negra que
se está escribiendo en Euskadi.
La
Frase: A veces el trabajo que
realizaban era poco satisfactorio. Antes de empezar ya conocían que la víctima
era a su vez un verdugo. Que conforme profundizaran en su personalidad iban a
encontrar cada vez más razones para justificar su muerte.