jueves, 16 de julio de 2020

UNA DECISIÓN PELIGROSA: RESEÑA DE RODOLPHE STEMBERT


Aunque han pasado casi seis años desde su publicación, UNA DECISIÓN PELIGROSA parece seguir suscitando interés, como demuestra esta reseña escrita por el especialista belga Rodolphe Stembert.

Acabo de descubrir, por casualidad y con mucho retraso Una decisión peligrosa, publicada en 2014. Huelga decir que la salida de esa novela pasó bastante desapercibida. Sólo encontré dos reseñas, ambas en la prensa vasca (Gara y el periódico Bilbao).
Es cierto que esa novela es tan indefinible como desconcertante, es lo menos que se puede escribir. Nunca aparecerá en los estantes de los bestsellers del Corte Inglés. Y está bien así.
Claro que evidentemente no formaba parte de los objetivos del autor que tuvo que pasarlo bien al escribirla pensando en el deleite del lector.
Indefinible : es a la vez una ficción seudohistórica ucrónica, una novela negra y una parodia de ambos géneros.
Desconcertante : empieza en Japón a principios de la segunda guerra mundial con el suicidio ritual de un tal Isao Morita. Ese suicidio pone incómoda a la policía secreta japonesa. Un misionero protestante navarro, el reverendo Arrupe, amigo del difunto, que muy oportunamente estaba de visita, interrogado, confiesa que tampoco lo entiende, aunque disimula que Morita le había revelado un terrible secreto. 
El reverendo Arrupe es “invitado” por las autoridades japonesas a dejar el Japón. El barco que le lleva a Europa naufraga y, gravemente herido, es hospitalizado en el hospital de Sevilla.
Su amigo, Isidoro Argote, el arzobispo de Navarra, estando oportunamente en una misión oficial en España va a visitarle. Arrupe muere en los brazos de su amigo no sin antes confiarle el secreto. Siendo Morita protestante, Arrupe no está sometido al secreto de la confesión, lo que no impedirá que su sucesor haga el viaje a Roma para pedir al papa que lo libere del secreto, puesto que tendrá que desvelarlo por el porvenir de Navarra.
Este primer capítulo hace pensar en una historia a la manera de Alexandre Dumas.
Los capítulos siguientes no tienen nada que ver con el primero. Se organizan alrededor de un subinspector de policía ascendido a grado de comisario adjunto del vice-ministro de la seguridad con el objetivo de aclarar el asesinato del arzobispo de Irurea, capital del reino de Navarra.
Se desarrolla sobre un telón de fondo político-religioso, una maraña en la que una gata no encontraría a sus cachorros.
Frente a esos embrollos, el lector estimará que es demasiado y que habrá que leer la novela como una ficción lúdica y hacer trabajar sus neuronas.
Para facilitarle la lectura le aconsejo que lea el artículo de Key, el corresponsal del Times, instalado en el café inglès, el nido de espías en aquel tiempo de hostildades (Cap. 14, pp. 179-186).
Navarra es una monarquía constitucional, independiente. Conforme con el derecho internacional tiene el estatuto de neutralidad. La religión es el protestantismo con una fuerte minoría católica. Las relaciones entre las dos comunidades son a veces conflictivas: dentro de los protestantes hay un grupo de activistas de extrema derecha, ‘Los Caballeros de Roncesvalles’, alusión a ‘Los  Guerrilleros de Cristo Rey’ del tardofranquisme. Y dentro de los católicos los hay que abrigan le esperanza de incorporarse a la España franquista. Pueden contar con el apoyo del omnipresente representante cultural de la embajada de España.
Atrapada entre dos estados hostiles que tienen visiones anexionistas (sobre todo la España franquista con el pretexto de salvar a los católicos) la Navarra está constantemente en guardia.
La guerra se desata por toda Europa. Para tener una oportunidad de sobrevivir después de las hostilidades, tendrá que salir de su neutralidad y tomar partido : unirse a las fuerzas del eje que van de victoria en victoria o a los aliados que pierden terreno. Sea cual sea la elección, la decisión será peligrosa.
Encontrarse en el campo alemán con la Francia de Pétain significa caer en la escarola de Franco a corto plazo.
Unirse sólo a los ingleses no es una promesa de futuro a menos que los americanos entren en guerra. Lo que ocurrirá a consecuencia del ataque a Pearl Harbor por la aviación japonesa.
He aquí cuando el lector descubre el hilo conductor y reúne los fragmentos esparcidos de la ficción histórico-política.
Estos enredos no hacen perder de vista que Una decisión peligrosa es tambien una novela negra con varios asesinatos y no menos importante  ; el de Argote, el arzobispo de Navarra cuyo cuerpo desnudo fue encontrado en un burdel  ; el de su sucesor, el mismo día de su entronización en la catedral de Irureña ; el de Manuela, la asistente de la dueña del burdel ; el de un comerciante católico, víctima, sin duda, de los Caballeros de Roncesvalles.
El vice-ministro de la seguridad, protestante por lo menos oficialmente, designará a Da Silva, un subinspector católico de origen portugués para dirigir la investigación. (cfr. infra). Se unirá al sargento Baskaran, navarro de nacimiento, educado en la ética calvinista, disciplinado, prudente y apolítico. Estos dos investigadores, réplicas de Sherlock Holmes y del fiel Watson, van a comprometerse a fondo, como verdaderos profesionales.
En ese microcosmo político-religioso su profesionalismo no es del gusto de todos, lo que les va a llevar a algunos contratiempos.
Y como si eso no fuera suficiente, hay que añadir una joven prostituta que ingenuamente suele estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Sólo falta el mapache del poema de Jacques Prévert.
Abasolo domina a la perfección los resortes y las técnicas narrativas no sólo de la novela negra (ya lo sabíamos) sino tambien de todos los géneros de los que se encuentran pastiches hasta el interior de sus novelas. Véase el de la arenga del führer de Los caballeros de Rovesvalles (pp. 18-19) o el del estilo periodístico en el artículo del corresponsal del Times (pp. 179- 186).
Una decisión peligrosa es a la vez un rompecabezas de nivel muy avanzado, que necesita paciencia, para que todas las piezas acaban con encajar, un juego de pista trucada, pero también un juego sucio en el que los policías encargados de resolver o de no resolver las investigaciones son los chivos expiatorios.