Título: ESTUDIO EN NEGRO
Autor: JOSÉ CARLOS SOMOZA
Editorial: ESPASA
Trama: Inglaterra, finales del siglo
XIX. Una enfermera es contratada por una casa de reposo en la que están
ingresados personas de “buenas familias” y recursos económicos considerables
con problemas mentales, para que cuide del más extraño de sus pacientes. Tanto
que ni siquiera tiene nombre y se le llama señor X. Al parecer su “enfermedad”
consiste en ser extremadamente intuitivo y averiguar todo aquello que la gente
no quiera que se sepa de ellos. Además, está muy interesado en todo aquello que
roza con el crimen y justo cuando enfermera y paciente se conocen, empiezan a
producirse una serie de crímenes que parecen afectar a mendigos de la
localidad.
Personajes: Señor X, huésped de la casa de reposo que lleva siendo
recluido en lugares de ese tipo prácticamente desde niño, más que por alguna
enfermedad mental por el miedo que tienen sus familiares a sus sorprendentes
capacidades deductivas, Anne McCarey, enfermera londinense, entregada a su
profesión y con una vida sentimental muy inestable, Arthur Conan Doyle, joven médico
que atiende esporádicamente al señor X y que quiere ser escritor, por lo que le
toma de modelo para un personaje que está creando, Robert Milgrew, amante de
Anne McCarey, a la que maltrata mientras le proclama vehementemente su amor, doctor
Ponsonby, jefe la enfermera McCarey, preocupado casi exclusvamente por el “buen
nombre” de su establecimiento, Mosca, Telaraña y Danny Waters, niños mendigos
de la localidad que utiliza el señor X para que le informen de lo que está
ocurriendo, Inspector Merton, de Scotland Yard, policía más bien vacuo y
pomposo, además de prpotente.
Aspectos a Destacar: El autor recrea una época y
un lugar, la Inglaterra victoriana, dándole una vuelta de tuerca con la
descripción de sus virtudes y miserias y creando un personaje con una fuerza
excepcional, el señor X, que no es el archiconocido Sherlock Holmes, pero que
podría haber sido perfectamente su padre y mentor, en una historia que no deja
de apasionarnos e intrigarnos, a partes iguales, en ningún momento.
La Frase: Las calles estaban como muertas,
y las únicas figuras que sorprendías aquí y allá eran policías, de pie bajo las
farolas que empezaban a ser encendidas con las pértigas, o rondando por la
entrada de pubs y teatros. La ciudad entera era una cárcel y todos nos
mirábamos a través de los barrotes con desconfianza, sin saber dónde se
ocultaba el criminal, a quién daría el siguiente golpe.