sábado, 3 de marzo de 2018

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 654.-JUSTO (CARLOS BASSAS DEL REY)

Título: JUSTO
Autor: CARLOS BASSAS DEL REY
Editorial: ALREVÉS
Trama: La tradición judía dice que en cada generación nacen treinta y seis hombres “justos” cuya misión es mantener el equilibrio entre el bien y el mal. Justo es uno de esos elegidos o, al menos, eso le ha repetido su madre en infinitas ocasiones. Por eso, porque nadie puede escapar a su destino, asume su tarea de impartir justicia. Aunque él mismo es consciente que la línea divisoria que separa la justicia de la venganza es frágil, muy frágil.
Personajes: Justo, un hombre ya anciano, uno de los elegido por Dios, o quizás por las supersticiones de su madre, para impartir justicia, lo que le convierte en un justiciero, algo que no es estrictamente sinónimo de hombre bueno, Damián, propietario de un bar de los de toda la vida, al que han abandonado su mujer y sus hijos, uno de los pocos amigos de Justo, Julián, un viejo pescador vasco afincado en Barcelona tras separarase de su mujer, poco amigo de hablar, Olga, enfermera a la que suele acudir Justo cuando tiene algún problema de salud, Braulio, mendigo conocido de Justo, que es también confidente de todo aquel que le pague bien, Remedios, amante sexagenaria de Justo, sensata y equilibrada, el sargento Casals, de los Mossos d’Esquadra, hijo de un policía nacional que maltrataba tanto a él como a su madre, viejo conocido, aunque muy lejos de ser amigo, de Justo.
Aspectos a Destacar: Con un mínimo de personajes y sin necesidad de hacer un alarde de “efectos especiales” Carlos Bassas nos presenta una novela tan intensa como profunda, en la que las reflexiones sobre la tercera edad, la justicia, la venganza, la locura o la soledad no nos impiden disfrutar con su lectura y lamentar que no tenga más páginas.
La Frase: Los bares son una parte importante de la vida de un hombre. Una prolongación del salón de casa, del comedor, del retrete. A veces, hasta del dormitorio. También del diván del loquero. Hoy lloras tú, mañana se te acuna el vecino de barra. Los debería financiar la Seguridad Social.

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