martes, 20 de diciembre de 2011

EL CONTRABANDO EN BAZTÁN CONTADO POR SUS PROTAGONISTAS (PEDRO ESARTE MUNIAIN)


Partiendo de su propia experiencia, Pedro Esarte ha entrevistado a antiguos compañeros de oficio para mostrar la vida del contrabando en Baztan. Como resultado, ha recopilado numerosos datos y anécdotas que hasta el presente habían quedado al alcance de muy pocos, pues el contrabando ha sido un asunto tabú. Pero Esarte no sólo ha escrito un libro de lectura muy amena, sino que ha enmarcado aquella actividad en su contexto social y político, en plena posguerra, como consecuencia de imposiciones más antiguas. La falta de muchos productos de primera necesidad, las penurias económicas y la necesidad de mejorar forzaron a muchas personas a hacer de este oficio un medio de vida. Con el tiempo, las cambiantes condiciones económicas generales influyeron y conformaron los modos y fines de los protagonistas.
Aunque no se agota en sí mismo, este libro ofrece un retrato de la vida del Valle de Baztan en aquellos difíciles años, retrato común a gentes de otros valles repartidos a ambos lados del Pirineo.


Artículo aparecido en el Diario Vasco el 20 de diciembre de 2011. Redactora; Alicia Del Castillo.

A pesar de los años transcurridos desde que se dedicaron a ello, el tema del contrabando aún es tabú para muchos en Baztan. Sin embargo, Pedro Esarte (Elizondo 1936), que se dedicó al conocido como 'gau lana'-trabajo de noche- antes que a la historia y a la escritura, ha conseguido reunir recuerdos y datos, propios y ajenos, en El contrabando en Baztan contado por sus protagonistas (Editorial Pamiela).
Al ver publicado hace unos meses un libro sobre el contrabando en el Valle, Esarte comentó a su editor, si alguien puede escribir sobre contrabando en Baztan, ese soy yo. Así surgió el libro, un compendio de sus andanzas y las de su propia familia, pero también la de muchos baztandarras que le han ofrecido sus recuerdos cuando la mayoría de aquellos jóvenes ya ha cumplido los 70 años y ven como muchos otros han fallecido llevándose aquellas historias con ellos. Es un desnudo histórico y literario empezando por mí y siguiendo por quienes me han prestado su colaboración, afirma Esarte, porque en Baztan de eso no se habla, como le dijo un anciano de 93 años.
El contrabando de mediados del siglo XX fue la rémora del atolladero y las consecuencias dejadas tras la guerra del 36. Ayudó a solucionar necesidades, gracias a los géneros de todas clases que irónicamente provenían de quienes tuvieron la calamidad de una guerra posterior a la ocurrida en la península. Extraña que tras la terrible guerra europea, tuviéramos que abastecernos desde el otro lado de la frontera de alimentos básicos como el pan.
Se hacía contrabando con el tabaco y los géneros de lucir como las famosas medias de cristal, las puntillas o la perfumería, como artículos para revender y con sus beneficios, comprar los alimentos y productos de primera necesidad. Luego vino el aprovechamiento de los residuos de la guerra europea, tanto de materiales de desecho como piecerío, para el arranque industrial, transportes.; el cobre para las necesidades primarias, incluidos los tendidos eléctricos y telefónicos, y también habla Esarte del contrabando de ganado.
En una cena que organizó con amigos que quisieron hablar cuando les comentó el tema del libro, salieron muchos recuerdos. He escrito con pseudónimos algunas historias porque así me lo han pedido, algunos protagonistas han muerto y a donde algunos no he ido a preguntar porque sabía que no iban a querer hablar. E incluso algunos salen sin pseudónimo. Esarte es tajante cuando afirma que no hay nada de lo que avergonzarse. Yo fui chamarilero por necesidad, chatarrero minorista. La furgoneta de la carnicería -del negocio familiar- no llamaba la atención porque para ir al matadero teníamos que pasar por la aduana.
Como cuenta Esarte, para poder acarrear los bultos durante la noche, los porteadores de paquetes de puntilla, telas y otros objetos voluminosos, se montaban el paquete sobre las espaldas y se ajustaba con una cinta ancha que se bordeaba por la frente, el kopetako, y cruzaba por la cabeza. Normalmente se llegaba con paquetes de entre 30 y 35 kilos a Elizondo. Para el acarreo del cobre se emplearon desde carros de mano y bicicletas con remolque, hasta carros de caballos y leras de vacas. Esarte cuenta las trampas que preparaban en el interior de los coches, los dobles fondos y dobles suelos, o los troncos vaciados y en cuyo interior se apilaban los rollos de cobre. Porque para transportar el hilo de cobre se reducía en rollos prensados como ovillos, trabajo que originaba intoxicaciones, mucosidades negras, toses, inapetencia y pérdida de peso.
Recuerda también que la utilización de religiosos en los viajes fue una opción muy socorrida, por el respeto que imponía su presencia.
Lejos de realizar un relato romántico, Esarte rescata también de la memoria los contrabandistas encarcelados, heridos, incluso muertos por disparos de los guardias, porque no siempre era posible ponerse de acuerdo con los agentes.

EL DETECTIVE DE SONIDOS (LUISA ETXENIKE)


Entrevista publicada en el periódico Noticias de Gipuzkoa el 19 de diciembre de 2011. Redactora: Ruth Pérez de Anucita

En un mundo saturado de imágenes concede el protagonismo al sentido del oído. ¿Es una elección premeditada?
Hoy se sabe que los pájaros no cantan todos a la vez para conseguir una máxima expresividad; se reparten el espacio aéreo para ser oídos. Siempre me ha interesado la dimensión sonora pero ahora en un mundo saturado de imágenes, de mensajes y de discursos, el sonido, la idea de prestar oído me parecía interesante. Cuando hay mucho discurso se convierte en inaudible, cuando hay muchas imágenes se vuelven invisibles. A fuerza de saturación hemos perdido atención. También tenía que ver con una imagen que quería interrogar: cómo les llega el mundo a los chavales que están con los cascos puestos todo el día. Aquí se trataba de que, por un momento, se quiten los cascos y presten oído al mundo.
Uno de los personajes, la señora Urrutia, dice que el excipiente de la vida es la ironía. ¿También es el de la novela?
Es el eje de la novela. No ironía en el sentido de que nos invita a reír o a sonreír, que también, sino esa idea de mirar las cosas desde más de un ángulo. Esta novela se presenta como una novela de detectives, pero no es una novela negra, tiene también algo de novela blanca. A todos los personajes les asoma una segunda cara.
Aunque las edades de los protagonistas distan entre sí, da la sensación de que podrían intercambiarse.
Es una novela de tres generaciones: el joven detective, el hombre extraño de unos 50 años y una mujer octogenaria, pero lo que llamamos edad no siempre coincide con la que aparece en el DNI. En los personajes mayores por las experiencias o deseos que tienen se ve una juventud; el joven, por la responsabilidad que tiene, afronta una carga que va más allá de su edad. Él dice que es como si le hubieran dado al botón del forward y estuviera en la pista cinco o seis de su vida. Esa idea de que vivimos en todas las edades forma también parte del proyecto del libro. Es importante que mantengamos una relación fluida con los distintos momentos de nuestra vida, eso le da calidad al presente. Y debería ser la experiencia de las sociedades, no hay que romper la relación entre las distintas generaciones, y ahora esa correa de transmisión está un pelín magullada.
Estamos rodeados de consignas sobre lo que se debe hacer en una u otra edad.
En esta idea de la ironía, entendida en un sentido muy amplio, la novela es una réplica al estereotipo. Dice Martin Amis que el prejuicio es un odio de segunda mano. Siempre me ha gustado esta expresión porque es muy contundente y porque nos pone en alerta de lo que significa un prejuicio y un estereotipo, que es la cobertura de un prejuicio. Los prejuicios del género y de la edad son terribles, causan un daño social y personal extraordinario. La señora Urrutia dice de su amante: "No pudo no pensarlo". El estereotipo y el prejuicio nos impiden pensar o no dejar de pensar de una determinada manera. Una persona es muchísimo más compleja e irreductible a categorías de lo que los prejuicios nos hacen creer. Esta novela intenta presentar otra versión a esos estereotipos.
También se presenta otra versión de la soledad: "Te sientes más solo que nunca no porque estás sin otros, sino porque estás sin ti".
La soledad profunda es, en el fondo, un desconocimiento de quién eres, porque no has asumido quién eres o qué has hecho. No se trata de hacer un juicio, sino de que no haya zonas de ti que no te atreves a mirar. Los personajes se han atrevido a mirar dentro de sí y tienen una individualidad gozosa, que les permite acercarse a los demás.
No abandona la preocupación por la memoria.
Interrumpir la memoria es colocar zonas de sombra en nuestra vida, y ahí se van a instalar los miedos y las deformaciones. Lo mismo vale para una persona que para una sociedad: hablar de memoria es evocar la secuencia generacional. Si pensamos en una generación atrás, se hablaba de conflicto, los vínculos intergeneracionales contenían una comunicación tensionada. Hoy creo que no vale la imagen, se ha interrumpido: no es que sean malas las relaciones con los padres, es que tenemos la impresión de que no existen. Todos hemos oído hablar de comidas familiares que terminaban a gritos; ahora los niños viven sin comidas familiares.
La protagonista afirma que las palabras en los libros "abren los ojos del lector" pero en la vida "procuran cerrarlos".
Estamos en un momento de la historia en el que el lenguaje es extremadamente importante y hay muchos momentos de la vida en el que lo es, en el que la fiabilidad de las palabras y la sinceridad con que se utilizan es vital. Si las palabras no nos hacen más conscientes, más auténticos, más veraces, van a tener un resultado lamentable. Ojo con el lenguaje, ojo especialmente ahora, porque un lenguaje que te cierra los ojos acaba mal.
¿Con menos vocabulario se vive menos? ¿O simplifica la vida?
Hace vivir menos, sin ninguna duda. Si saber menos vocabulario implicara tener menos sentimientos, igual nos complicaba menos la vida. Pero si el idioma tiene tantas palabras es porque el ser humano tiene todo ese paisaje en su interior. El no saberlas no nos quita el paisaje. Los conceptos y las palabras son herramientas para interpretar las claves de la realidad, sin ellas somos marionetas. Saber palabras para mí es sinónimo de felicidad, te da libertad y aproximación crítica al mundo. Si pierdes la capacidad de deletrear tu mundo interior vas a ser más infeliz y más esclavo.
La novela advierte sobre las efusiones fingidas, la mala vida, el mal cine… ¿Cómo se desmontan tantas inercias instaladas?
Muchos comportamientos vienen determinados por el exterior. La escena en la que se advierte de efusiones fingidas alude a la sexualidad y no es una extravagancia decir que uno de los comportamientos que más se formatea es la sexualidad. Hay todo un mundo de representaciones del acto sexual, que además de contener sexismos ultrajantes, lo asocia con una cualidad performativa, de performance. Y eso hace que gente con vidas sexuales placenteras las vivan como anómalas porque no se ajustan a la norma. A veces nos quieren presentar la realidad como un puré; no, no, deme turrón del duro que ya lo masticaré. La ironía no permite que te comas algo sin más, te obliga a masticar.
El protagonista coloca su grabadora en lugares insóitos para captar sonidos evocadores. Si se pusiera una grabadora a la esencia de la vida, ¿se escucharía sobre todo silencio?
Los sonidos son también un excipiente. Muchas de las piezas de nuestra vida permanecen unidas porque están en una banda sonora. En el caso de la metáfora de la novela, la vida está rodeada de silencio no como no contaminación sino como vacío, y la novela convierte ese vacío, o sonidos en apariencia irrelevantes, en una banda sonora significativa.
¿Y cuál sería la metáfora sonora del tiempo que se abre tras el anuncio de ETA?
Quizá porque soy muy aficionada a la música vocal, me viene la idea de orfeón. Hay quien pretende ahora que sea un solo y ponerle volumen, hay quien pretende que como mucho sea un dúo, pero esto va a ser un orfeón. Hay montones de voces que se van a oír y se deben oír. Ciertas pretensiones de ocupar el micrófono se van a ver cada vez más reducidas. Estamos en un momento capital en Euskadi, tenemos mucha cultura de coro y esto no va ser ni un solo, ni un dúo, ni un trío.

DISMUNDO (ROGELIO BLANCO) - PRESENTACIÓN EN MADRID


En el país más profundo de un país una aldea bautizada Dismundo, la negación del mundo, vive un abandono sin horizontes ni destino. Rogelio Blanco ofrece nueve retazos de un universo rural del que todos apartan la mirada y en el que los muchachos aspiran a cultivar la tierra de algún amo y las chicas a emigrar a la capital como criadas. Con una humildad que rebosa ternura, emoción y lirismo humano se cuentan las historias cotidianas de Armelinda, Domiciano, Leontino, Robustiano, Librada… Personajes de nombres atávicos, la mayoría de raíz visigótica, que han logrado escapar de la muerte: la mitad de la tumbas del cementerio pertenecen a niños que duermen el sueño eterno bajo los brezales acosados por el viento. En palabras de Juan Gelman, “un universo nocturno en el que hay que aguzar la vista para apreciar el fulgor de cada uno de sus astros”.