martes, 8 de agosto de 2017

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 622.-UNA SEMANA DE LLUVIA (FRANCISCO GARCÍA PAVÓN)



Título: UNA SEMANA DE LLUVIA
Autor: FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Editorial: REY LEAR
Trama: Cuando va a empezar la feria de Tomelloso el suicidio de dos mujeres jóvenes solteras y, según dice el rumor, embarazadas, se convierte en la comidilla del pueblo y en una carga para el jefe de los municipales, que entiende que no está entre sus obligaciones averiguar quién es el desconocido “preñador”. Pero que aparezca un hombre asesinado sí será de su competencia, aunque aparentemente no haya pistas y se encuentre ante un callejón sin salida.
Personajes: Manuel González, más conocido como Plinio, personaje principal de las novelas de García Pavón, jefe de la GMT (Guardia Municipal de Tomelloso), hombre serio y reconcentrado, Don Lotario, veterinario del pueblo, ayudante extraoficial, amigo íntimo y, sobre todo, admirador de Plinio, Simón Olivar, llamado por todo el pueblo Simón Bolívar, padre de una de las jóvenes suicidas, hombre hosco y de mal carácter, Teodomiro Gutiérrez, padre de otra de las jóvenes suicidas, de carácter más débil y sentimental, Maleza, cabo de la GMT, algo descarado e irrespetuoso, pero leal a Plinio, Niceto, novio de una de las jóvenes fallecidas, que rompió misteriosamente con ella poco antes de su muerte, El Giocondo, también conocido como El Cachondo, cantante protesta que está en el pueblo por la feria, arrogante y despreciativo.
Aspectos a Destacar: Francisco García Pavón, que fue el primer autor español que exploró las posibilidades literarias de la novela policíaca, en tiempos anteriores a la Transición (a la que siempre se ha considerado, y con razón, como el punto de inicio de la novela negra española), con sus novelas de Plinio trasplantó un género hasta entonces mayoritariamente anglosajón a una España rural que empezaba a despertar y modernizarse.
La Frase: Trocó el campo por la ciudad, las abarcas por los zapatos, la varja por la maleta, el perro de sus soledades por el transistor, el tabaco picado por el “celta”, la manta por la gabardina y la mula por el autocar de línea. Pero su apartamiento de la familia y la necesidad de buscarse el trabajo más allá de la glera del pueblo, sigue… Y su condición de mano, no de hombre entero, sólo de mano de obra, continúa igual que siempre.