Título: UNA MUERTE SOLITARIA
Título original: DEATH WITHOUT COMPANY
Autor: CRAIG JOHNSON
Editorial: SIRUELA
Trama: Una anciana mujer de origen vasco muere en
su habitación de una residencia de Wyoming. Nada extraño teniendo en cuenta su
edad, pero el antiguo sheriff de la localidad insiste en que ha sido asesinada,
por lo que se abrirá una investigación que llevará destapar tanto los fantasmas
del pasado como los intereses económicos del presente.
Personajes: Walt Longmire, antiguo policía
militar y excombatiente en Vetnam, viudo y padre de una hija abogada que vive
fuera del pueblo, sheriff de la localidad, Henry Oso en Pie, cheyenne, antiguo
marine y actual propietario de un bar, el mejor amigo desde la infancia de
Longmire al que suele ayudar, sobre todo en asuntos relacionados con la
reserva, Vic Moretti, policía de Filadelfia que se instaló en Wyoming porque a
su marido le habían trasladado en el trabajo aunque posteriormente se divorció,
de carácter fuerte e indisciplinado y con un lenguaje que haría sonrojarse a un
camionero, Lucian Connally, antiguo sheriff y mentor de Walt, recluido en una
residencia, aunque no se resigna a estar inactivo, examante de la mujer
asesinada, Lana Baroja, nieta de la anciana muerta, propietaria de una
panadería en la localidad, Santiago Saizarbitoria, ayudante del sheriff
Longmire, joven pausado y atrevido, Isaac, anciano médico de origen judío,
recluido en su juventud en un campo de concentración nazi.
Aspectos a Destacar: Segunda novela de la serie
dedicada al sheriff Longmire, con la que la serie negra se traslada al
territorio del antiguo y cinematográficamente mitificado "Lejano
Oeste", integrando en una novela negra muy actual sus extensiones rurales
así como los diferentes grupos étnicos que las pueblan, incluyendo tanto a los
grupos indios como a los norteamericanos de origen vasco, con sus
peculiaridades y tradiciones.
La Frase: La tierra no nos pertenece --me había
reclinado contra un poste y me estaba preparando para otra filípica sobre ese
demonio impío, el hombre blanco, que esquilmó el continente norteamericano,
pero, en lugar de eso, Henry añadió como si nada--: Tu madre no te pertenece,
¿verdad? ¿A que suena a estupidez, lo de ser dueño de tu madre? Con la tierra
pasa lo mismo, piénsalo, es estúpido pensar que la posees --se mantuvo en
silencio un momento. Cuando volvió a hablar, su voz era ligeramente afilada--.
Al contrario, tú sí perteneces a esta tierra.