martes, 19 de enero de 2021

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 796.-LA CORDURA DEL IDIOTA (MARTO PARIENTE)

Título: LA CORDURA DEL IDIOTA

Autor: MARTO PARIENTE

Editorial: VERSÁTIL

Colección: OFF VERSÁTIL

Trama: El suicidio de un viejo con fama de loco no despertará las sospechas de nadie, ni siquiera la de su único amigo, el jefe de policía de un pequeño pueblo manchego, más preocupado por las vicisitudes de una hermana a la que siempre, sobre todo desde que acabaron en un orfanato, ha estado muy unido. El problema es que su hermana debe mucho dinero a un peligroso delincuente que controla la droga que se mueve en la zona y no sabe cómo va a poder pagárselo.

Personajes: Toni Trinidad, jefe (y único componente) de la policía de Ascuas, un tipo tranquilo y acomodaticio en general, con fobia a la sangre lo que no le impide ejercer su profesión en un pueblo en el que nunca pasa nada, Vega, hermana de Toni, alcohólica, yonqui y mujer maltratada por un exmarido misteriosamente desaparecido, el Colmenero, capo de la droga que se mueve en la comarca, de carácter violento, Rocha, inspector de policía que anda detrás del Colmenero, al que quiere cazar sea como sea, Trejo, hombre del Colmenero y confidente de Rocha, lo que le obliga a andar permanentemente entre dos aguas, los hermanos Maquénroe, matones de confianza del Colmenero, antiguos leñadores de origen vasco fans de “Mecano”, que se dieron cuenta de que se ganaba más dando leña que cortándola.

Aspectos a Destacar: La habilidad del autor para ubicar una trama negra y extremadamente dura en un ambiente rural, en el que aparentemente nunca sucede nada, y con unos personajes alejados de los tópicos de la novela negra aunque perfectamente reconocibles, en lo que podría considerarse una versión autóctona del “country noir” / Con esta novela su autor ha ganado los premios Novelpol y Cartagena Negra 2020.

La Frase: Si aquello iba de tipos duros, debí defraudarlo, pues le dediqué la que yo suponía era la mejor de mis sonrisas. Y así estuvimos como dos imbéciles cerca de un minuto. Y lo sé, lo sé. Soy consciente de que es difícil sonreír y sostener la mirada de cualquiera durante ese tiempo. Pero ese soy yo, el típico policía cercano, campechano y sompático de pueblo. Claro, que todo era un paripé.