Título: LA CORDURA DEL IDIOTA
Autor: MARTO PARIENTE
Editorial: VERSÁTIL
Colección: OFF VERSÁTIL
Trama: El suicidio de un viejo con fama de loco no
despertará las sospechas de nadie, ni siquiera la de su único amigo, el jefe de
policía de un pequeño pueblo manchego, más preocupado por las vicisitudes de
una hermana a la que siempre, sobre todo desde que acabaron en un orfanato, ha
estado muy unido. El problema es que su hermana debe mucho dinero a un
peligroso delincuente que controla la droga que se mueve en la zona y no sabe
cómo va a poder pagárselo.
Personajes: Toni
Trinidad, jefe (y único componente) de la policía de Ascuas, un tipo tranquilo
y acomodaticio en general, con fobia a la sangre lo que no le impide ejercer su
profesión en un pueblo en el que nunca pasa nada, Vega, hermana de Toni,
alcohólica, yonqui y mujer maltratada por un exmarido misteriosamente
desaparecido, el Colmenero, capo de la droga que se mueve en la comarca, de
carácter violento, Rocha, inspector de policía que anda detrás del Colmenero,
al que quiere cazar sea como sea, Trejo, hombre del Colmenero y confidente de
Rocha, lo que le obliga a andar permanentemente entre dos aguas, los hermanos
Maquénroe, matones de confianza del Colmenero, antiguos leñadores de origen
vasco fans de “Mecano”, que se dieron cuenta de que se ganaba más dando leña
que cortándola.
Aspectos
a Destacar: La habilidad del autor para
ubicar una trama negra y extremadamente dura en un ambiente rural,
en el que aparentemente nunca sucede nada, y con unos personajes alejados de
los tópicos de la novela negra aunque perfectamente reconocibles, en lo que
podría considerarse una versión autóctona del “country noir” / Con esta novela
su autor ha ganado los premios Novelpol y Cartagena Negra 2020.
La Frase: Si
aquello iba de tipos duros, debí defraudarlo, pues le dediqué la que yo suponía
era la mejor de mis sonrisas. Y así estuvimos como dos imbéciles cerca de un
minuto. Y lo sé, lo sé. Soy consciente de que es difícil sonreír y sostener la
mirada de cualquiera durante ese tiempo. Pero ese soy yo, el típico policía
cercano, campechano y sompático de pueblo. Claro, que todo era un paripé.