lunes, 8 de diciembre de 2014

3 KORAPILO, 3 NUDOS (FERNANDO GARCÍA)

LA NOVELA: Hondarribia, una fría mañana de octubre de 2010, el cadáver de un ertzaina aparece varado sobre un banco de arena de la zona del Puntal. Los primeros indicios hacen pensar en un crimen pasional. La sección de Homicidios de la Unidad de Investigación Criminal de la Ertzaintza se hace cargo de la investigación. Sin arma homicida y sin testigos, la única manera que tendrán de aclarar la muerte será hurgar en su pasado, pero nadie parece dispuesto a contar toda la verdad. De Hondarribia a Bilbao, pasando por lugares como la academia de Arkaute, Punta Galea o Jaizkibel. Una historia de policías vascos, de ertzainas, de secretos y pasiones encontradas, ambientada en la Euskadi actual.


EL AUTOR: Fernando García (Irun, G ipuzkoa, 1968) Escritor bidasotarra, urbanita militante, amante de la novela policiaca, enamorado del misterio y seguidor fiel de los autores de culto Edgar Alan Poe y Arthur Conan Doyle con quienes comparte la afición a los relatos breves, la novela de detectives, la ciencia ficción y el relato fantástico.

PEQUEÑA CRÓNICA (PERSONAL Y SUBJETIVA) DE LA DURANGOKO AZOKA/FERIA DE DURANGO

Aunque la Durangoko Azoka/Feria de Durango aún no ha terminado, tras haber estado y participado un par de días en ella me apetece realizar una pequeña crónica, muy personal y subjetiva, de lo que he vivido.
Ésta, por tanto, no es una crónica periodística, entre otras cosas porque ni yo soy periodista ni es mi intención sustituir a quienes se dedican a informarnos de este tipo de eventos, sino que me limitaré a hablar de lo que personalmente he visto y vivido, que seguramente no coincidirá con lo visto y vivido por otras personas.
Como este año he publicado dos novelas, UNA DEL OESTE (Erein) y UNA DECISIÓN PELIGROSA (Ttarttalo), aunque con suficiente separación en el tiempo y en la temática para no cansar ni abrumar a mi legión de lectores, he acudido a la Azoka dos días, sábado y domingo, cada uno de ellos al stand de una de las editoriales. Y tengo que reconocer que a pesar de ciertas leyendas e incluso quejas (que no puedo decir que en muchos casos sean infundadas, yo me limito a hablar de lo que conozco) sobre los editores, tanto el trato que siempre me han dado Iturri e Iñaki Aldekoa, de Erein, como el de Idoia Arozena, de Ttarttalo, ha sido y es inmejorable. No son editores, sino amigos, y eso vale su peso en oro. Si además, aprecian mis novelas y deciden publicarlas, con ello sólo demuestran su buen gusto.
Pero aparte de editores y editoras, he tenido la ocasión de volver a ver a viejos amigos y hacer unos nuevos. Dolores Redondo y Jon Arretxe, que en la foto lucen la camiseta de la colección de novela negra de Erein (Uzta Gorria en euskera y Cosecha Roja en castellano) casi ni me hicieron caso porque se hincharon a firmar libros y apenas tenían tiempo para más. Yo también conseguí la camiseta, pero como llegué más tarde no salgo en la foto. Ellos se lo pierden. Por cierto, aparte de las novelas de Touré, Jon tuvo un éxito inmenso con su nuevo libro, de temática juvenil, pero que los adultos podemos leer también con mucho gusto, Beti Iparralderantz
(Siempre hacia el Norte, aunque aún no ha salido en castellano). Y la versión en euskera de la trilogía de Dolores tuvo un éxito si no mayor, sí similar al que han tenido sus tres novelas de Amaia Salazar en castellano

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Estuve también con mi amiga Toti Martínez de Lezea, que volvió a triunfar con su novela Enda (Enda Lur en su versión en euskera) y a la que dediqué un ejemplar de Una decisión peligrosa. Toti, además de una excelente escritora, es también una gran conocedora de la historia de Euskal Herria y confío que esa historia alternativa, con un Reino de Navarra independiente y protestante como el que aparece en mi novela, le guste.
Tuve el placer de comer con un poeta al que no conocía, Javier Azurmendi, autor de Verba polita, publicado por Erein, lo que es una garantía, así como con

Fermín Etxegoien, un reconocido escritor en euskera y Ruper Ordorika. De mi época de adolescente se me quedó grabado su disco Ni ez naiz Noruegako errege,
pero ha seguido componiendo, cantando y creciendo musicalmente. Que no se enfade conmigo si hablo de esa obra, pero es que lo que escuchamos de jóvenes es lo que más se nos queda en la mente.

Tuve también el placer de conocer al escritor navarro Aitor Iragi, autor de A las diez en el Diez, que tuvo la osadía de comprar Una decisión peligrosa. ¡Bravo por él! Teniendo en cuenta la temática de la novela la opinión de los navarros para mí es importante.
Tomé también un par de vinos (a qué se va si no a estas cosas, aparte de a comprar y ojear libros y discos, por supuesto) con Gaizka Arostegi, autor entre otras muchas obras de El último arpón y al que yo no lo había leído, pese a que mi mujer, que es buena lectora, me lo ha recomendado en varias ocasiones. Al final voy a tener que leerlo, no sólo por haberle conocido en persona, sino porque mi mujer suele acertar cuando me recomienda una novela. En ocasiones el estar casado tiene sus cosas buenas.

Y qué más decir, que como decían aquellos humoristas del "Un, dos, tres", la Azoka estaba "abarrotá", con un gran trasiego de gente que no sólo miraba sino que compraba. Y aunque lógicamente es la fiesta del euskera y la mayoría del público busca libros en ese idioma, también quienes publicamos directamente en castellano tenemos nuestro hueco. Aquí no hay discriminaciones y, por mi parte, salí muy contento del cariño y la acogida de la gente que, además, me preguntaba por la vuelta de Goiko. Y como en ocasiones se me va la boca, les decía que sí, que habrá una cuarta novela con el personaje, así que no me va a quedar más remedio que escribirla.

Y como los vascos estamos abiertos a todo no puedo dejar de mencionar, por último, que Yonqui, la novela de Paco Gómez Escribano, estuvo en el stand de Erein estratégicamente situada entre las de Jon Arretxe y las mías. Seguramente quienes la ojearon y/o compraron hubiesen sido del agrado de Paco, pero las cosas como son, a mí, que soy del centro de Bilbao, se me ponían los pelos de punta, y no tengo muchos, viendo sus caretos. En fin, que hubo (y sigue habiendo) para todos y que todos nos lo pasamos muy bien.