lunes, 30 de diciembre de 2013

LA SUAVE SUPERFICIE DE LA CULATA (ANTONIO MANZANERA)

LA NOVELA: Vincenzo Santino, capo de una familia mafiosa, es condenado a quince años en prisión por asesinato. Pero al poco tiempo le concede la libertad condicional el Departamento de Justicia dirigido por Bobby Kennedy, fiscal general del Estado y enemigo declarado de la mafia. Santino no tardará en descubrir que, tras su aparente golpe de suerte, se oculta un complot entre la Cosa Nostra y la CIA para asesinar a Fidel Castro, y que él será el encargado de ejecutarlo. Pero, apenas sale de la cárcel, una sorprendente intriga de narcotráfico, servicios secretos y crimen organizado lo arrastrará en una espiral interminable que dará lugar a uno de los enigmas más insoslayables de la historia reciente: el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Tras el éxito de crítica y ventas de El informe Müller, Antonio Manzanera vuelve a arrojar luz sobre otro candente misterio histórico, en una novela profundamente documentada sostenida sobre los vértices de la mafia, el gobierno de Kennedy y la Cuba de Castro.


EL AUTOR: Antonio Manzanera (Murcia, 1974) es doctor en Economía, MBA y un emprendedor nato. En 2010 publicó el manual Finanzas para emprendedores, que hasta la fecha ha tenido tres ediciones. Su vida profesional ha transcurrido entre el sector privado y el público. En su tiempo libre se dedica a ayudar a jóvenes emprendedores y a escribir novelas de intriga. El informe Müller fue su primera obra de ficción, siendo un éxito absoluto de críticas y ventas. La suave superficie de la culata es su última obra.

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 451.-TODO TIENE SU PRECIO (LOTTE & SØREN HAMMER)

Título: TODO TIENE SU PRECIO
Título original: ALTING HAR SIN PRIS
Autores: LOTTE & SØREN HAMMER
Editorial: ROCA
Trama: El descubrimiento, en Groenlandia, muchos años después de su desaparición, del cadáver de una joven que fue asesinada con ciertos elementos "rituales" reabre, por su similitud, un caso que había sido archivado y que había acabado con el suicidio de la persona que la policía detuvo creyéndole culpable. La nueva investigación abrirá una línea de trabajo diferente gracias a la que se da con el verdadero culpable, de ése y de otros asesinatos, pero la ausencia de pruebas concluyentes para detenerlo hará que los policías encargados del caso, que participaron en la anterior investigación, tengan que actuar con extremada prudencia.
Personajes: Konrad Simonsen, al que todos llaman Simon, inspector jefe en Copenhague, metódico y brillante, aunque fumador, obeso y obstinado, obsesionado con el error cometido en la primera investigación, Natalie von Rosen, “la Condesa”, policía de origen aristocrático, subordinada y amante de Simonsen, sensata y equilibrada, Pauline Berg, joven policía eficaz y ambiciosa, lo que le lleva a tomar decisiones no siempre acordes con la línea del mando ni excesivamente ortodoxas, Troulsen, subordinado de Simonsen y leal a él, aunque a veces es partidario de los métodos de la "antigua escuela", Bertil Hampel-Koch, alto funcionario y político danés, que en su juventud anduvo por la base militar en la que desapareció la joven asesinada, Pedersen, mano derecha de Simonsen, un buen policía que se debate entre el deseo de mantener su estabilidad familiar y el que siente por su compañera Pauline, lo que en ocasiones le hace perder el equilibrio y el buen discernimiento.
Aspectos a Destacar: El planteamiento de la novela, ya que no se trata tanto de descubrir al asesino, cuya identidad se desvela prácticamente en los primeros capítulos de la novela, sino del trabajo de la policía para conseguir las pruebas suficientes para que ese asesino pueda ser detenido y juzgado y, en su caso, condenado, así como los problemas morales que conlleva para los policías que hace años participaron en la investigación de uno de los crímenes cometidos por dicho asesino el error que cometieron, al detener a una persona que se suicidó pese a que, finalmente, resultara ser totalmente inocente.

La Frase: Nunca antes en su larga carrera un asesinato le había hundido tanto como para tener verdaderas dificultades para concentrarse en la investigación. De poco le servía saber que su estado de ánimo era consecuencia de que relacionaba aquella muerte con otro asesinato que ahora tendría que volver a analizar. Tampoco le servía repetirse que su reacción era un indicio de salud mental y solo una prueba de que no estaba embotado emocionalmente. Apenas lograba contener su dolor y era incapaz de centrarse en su trabajo diario.