Título: EL SECRETO DEL OLMO
Título original: THE WYCH ELM
Autora: TANA FRENCH
Editorial: ALIANZA DE NOVELAS
Trama: Para recuperarse de una fuerte
paliza que le han dado unos atracadores y le ha generado severas secuelas, Toby
decide irse a descansar a la vieja casa de sus abuelos, con la excusa de cuidar
a uno de sus tíos, enfermo terminal de cáncer que vive allí solo. Pero el
descubrimiento accidental de un cadáver en un viejo olmo del jardín pondrá toda
su vida patas arriba. Sobre todo porque no sabe si, a consecuencia de los
golpes recibidos, ha llegado a perder la memoria y si en el pasado él era la
misma persona que en la actualidad.
Personajes: Toby, relaciones públicas por profesión y vocación, un
hombre que se hace querer por todo el mundo y al que la vida le ha sonreído, al
menos hasta recibir la paliza que parece haber trastornado su mundo, Melissa,
novia de Toby, cariñosa y muy entregada a él, Leon, primo de Toby,
aparentemente desenfadado y deshinibido, que sufrió acoso escolar en su
juventud por ser gay, Susanna, prima de Toby también, más fría y cerebral,
Hugo, tío de los tres anteriores, que al quedarse soltero es quien ocupa la
mansión familiar, muy unido a sus sobrinos, Sean, amigo de Toby, de carácter
equilibrado y tranquilo, Declan, amigo de Toby y Sean, más alocado que ambos,
con cierto complejo de inferioridad por proceder de un nivel social más bajo, Rafferty,
inspector de la Garda (policía irlandesa), el típico policía que parece estar
al tanto de todo y en todos los sitios.
Aspectos a Destacar: El modo en el que la autora
nos sumerge en una historia en la que nada es lo que parece y cómo construye
una intriga no tanto basándose en las pesquisas policiales para averiguar quién
es el culpable del presunto crimen, sino en las de uno de los sospechosos que
desea averiguar si, efectivamente, él fue capaz de cometer, en una vida
anterior que tiene muy difuminada en su mente, un asesinato.
La Frase: Para mí todo se remonta a
aquella noche, la sombría bisagra oxidada entre el Antes y el Después, la
lámina de cristal distorsionante que alguien cuela entre medias, y que a un
lado lo tiñe todo con sus colores turbios y al otro lo ilumina y hace que
parezca tan cerca que duele, intacto a la par que intocable. Por mucho que
pueda demostrarse que no tiene sentido --porque, al fin y al cabo, el cráneo
llevaba años metido en aquel hueco, y creo que es evidente que de todas formas
había salido a la luz ese mismo verano--, no puedo evitar creer que, en un
plano más profundo que la propia lógica, nada de todo esto habría pasado si no
hubiera sido por aquella noche.