Sentados en una cafetería bilbaina, Alain Urrutia y Hedoi Etxarte hablan sobre su puesta de largo. Fuera llueve a cántaros y parece uno de esos momentos perfectos para rememorar el pasado e invocar un ayer no tan remoto que tiene como resultado un presente muy satisfactorio: están a punto de publicar la primera novela gráfica en euskera, algo impensable para ellos hasta hace cuatro meses, cuando la editorial Alberdania apostó por ellos. Recuerdan perfectamente cómo se conocieron. Fue en una comida familiar porque, en realidad, son primos segundos. No tenían trato y sólo coincidían en lugares como conciertos y bares. Un día se nos cruzó el cable. Comenzamos a hablar. Él es escritor y yo pintor, así que nos planteamos llevar a cabo un proyecto juntos, aunque no sabíamos que hacer, comienza a explicar Alain. Se toma una cerveza mientras revive cómo fue tomando forma esa pequeña iniciativa. Eran dos cabezas pensantes que fueron aunando conocimientos para alcanzar una meta.
Lo hicieron en encuentros casuales, como dos amantes con un mismo deseo. La verdad es que no fue un Ey! vamos a juntarnos para hacer la primera novela gráfica en euskera. No, porque eso fue algo que surgió sin pensarlo, comenta Alain. De esa forma se fue gestando su creación, a la que bautizaron como Ihes Ederra (La gran fuga). La novela, de más de 180 páginas, cuenta, a lo largo de cinco capítulos, la historia de una pareja en la que se definen sus conflictos y problemas. Los trazos de Alain y las palabras de Hedoi relatan una historia como cualquiera de hoy en día, tal y como ellos la definen. Hemos contado algo muy normal, una trama en la que se antepone el egoísmo de cada cual debido a proyectos profesionales, cuenta Alain. No les hace falta mirarse para intercambiar opiniones. Se conocen bien y comparten el mismo parecer. Para ellos, hoy en día, lo normal no es hablar de una pareja heterosexual y monogámica, porque es algo tan corriente y habitual que, aparentemente, no se puede hacer literatura de ello. En teoría es algo decadente, afirma Hedoi. Sin embargo, esta historia va incorporado un eje secundario sorprendente. Yo solía escuchar un programa en Catalunya Radio donde contaban lo inverosímil que podía ser un acontecimiento, dice Hedoi, y es que, por un mínimo detalle puede cambiar el desarrollo del resto de la historia.
En su relato ellos han dejado volar su imaginación modificando el resultado de la Guerra de la Independencia. La secuela de esa variación es que el territorio recuperado por el Estado español en ese conflicto sería completamente diferente. Euskal Herria no habría sido reconquistada por los españoles, por lo que hoy en día pertenecería a Francia. Ya no estaría partida entre Iparralde y Hegoalde, sino que sería un territorio unido. Estaría dentro de una Francia muy distinta a la que conocemos, dice Alain. Fruto de ello el euskera sería oficial junto con el francés, y no existiría el conflicto de querer ser vascos y no españoles. Sería al revés, los españoles querrían recuperar esa nacionalidad perdida, cuenta Alain.
A su ocurrencia le ven un "pero", ya que creen que la gente está poco abierta a considerar otras opciones a la realidad actual. Queríamos provocar un poco y proponer una alternativa, dice Hedoi. Para ello han abandonado cualquier estereotipo, puesto que no querían crear una realidad diferente llevándose el lastre de la que ya existe. Están convencidos de que habrá personas que se sientan ofendidas, pero ellos lo ven como una alternativa que puede resultar divertida. Esto les ha servido de mucho. Han aprendido el uno del otro e incluso de sí mismos. Cuando tienes que manifestar tu opinión te das cuenta de muchas cosas, dice Hedoi. Creo que hay personas que también se van a ofender con la situación de la pareja. Parece que si decides hablar de una relación heterosexual vas en contra del resto, añade Alain. Ambos creen que al hacer una segunda lectura del libro se comprende que es abierto tanto en el terreno de la política como en el del amor.
La cuestión política surgió de la mente de Hedoi, y juntos lo fueron puliendo. Fueron hilando la historia sin tener un final preconcebido ni planeado. Sólo sabían de qué iban a hablar, pero no la forma. Eso fue trabajo del día a día, de reuniones, comidas y cafés que tuvieron como escenario Gasteiz. Cada dos semanas hablábamos sobre qué íbamos a contar en ese capítulo o si había que revisar algo del anterior, explica Alain. Se mandaron más de mil correos electrónicos en lo que ellos definen como un proceso interesante. En esa evolución han tenido que resolver dudas que iban desde elegir el trazo con el que iba a dibujar Alain o que letra debía utilizar Hedoi. El formato físico era un aspecto significativo que no podía dejarse a la intemperie. Ellos definen esta época como una labor de equipo en el que los dos tuvieron que caminar al mismo ritmo, un único compás al que han dedicado gran esfuerzo. Yo le he educado a él en cómo debía pasarme los guiones, y él me ha instruido a mí en cómo debo interpretarlos. El guión y el dibujo iban a la par, afirma Alain.
UN PROPÓSITO COMÚN: Hemos sido dos cabezas para el mismo propósito. Para los dos, los conflictos, o mejor dicho las discusiones, han sido necesarias, comenta Alain quitándole importancia a tener puntos de vista diferentes. Para ambos ha sido un estreno en cuanto a novela gráfica se refiere. Alain no había realizado antes un cómic de este tamaño, y Hedoi tenía como proyecto escribir una novela. Cada uno tenía su vida y sus aspiraciones, pero sus destinos se cruzaron para crear una novela cómoda para leer sin ser monótona. Tiene de todo, es un formato en el que conviven los tres idiomas: hay desde poesía en francés, hasta autores traducidos al euskera, dice Hedoi.
Sorprendentemente, consideran la situación socio-política que han concebido como lo menos importante de la novela. Haciendo una lectura concienciada te das cuenta de que se habla de muchas otras cosas, asegura Hedoi. La mentira es ese marco social, pero lo importante es el resto.
Confiesan entre sonrisas que todos los personajes que aparecen en el relato, menos tres, existen, aunque a algunos le han cambiado la identidad. No ha sido fácil, además de la parte poética y narrativa, hacen enlaces a La Casa del Libro o a internet para que cualquier persona que lea la novela y no conozca a alguno de los personajes tenga una pista. Han invertido mucho tiempo y dinero y, probablemente, sus beneficios no vayan a cubrir los gastos de producción. No es sólo dibujar y escribir, son los desplazamientos, las dietas... pero no pensábamos en el gasto. Queríamos tener el objeto, afirma Alain.
Ahora ya lo tienen y se plantean una nueva meta: traducirlo para que la gente que no sepa euskera o sea extranjera pueda leerlo, disfrutarlo, y sobre todo, comprender esta historia que, como ellos la describen, es un punto de partida para pensar, reflexionar y reconstruir un mapa diferente, y eso, según ellos, es lo interesante: que cada uno tenga su visión de la sociedad y su propia radiografía.
NOVELA HISTÓRICA: EL GÉNERO MÁS MENTIROSO: Estamos en contra de la visión cerrada que tienen muchos escritores a la hora de relatar novelas históricas, manifiestan ambos. Hay una diferencia entre las novelas históricas, ya que si alguien hace algo como El señor de los anillos, los lectores tienen claro que es una ficción. Pero hay casos de escritores, como el de una conocida alavesa, en los que aparecen personajes históricos y se fabrican muchísimos mitos, explica Hedoi. A su juicio, esto es un error y no hay género más mentiroso que el de la novela gráfica. Esta afirmación obedece a que con ese género se intentan proyectar en el pasado problemas del presente y no tienen nada que ver. Por eso ellos han cambiado el presente. La gente que lea nuestro cómic sabrá, desde el primer momento, que la historia no es real, incluso si es extranjero, puesto que algunos personajes están muertos, afirman. En el caso de la historia española se impulsa a los héroes que cortaban cabezas a los moros, y en el vasco a los reyes, y eso nos parece un gran retroceso, aseguran. Y es que, habitualmente, se tiende a hacer reconstrucciones míticas basando la historia en batallas en las que ciertos personajes realizan acciones heroicas, lo que, para estos artistas, supone una equivocación
Artículo aparecdido en el diario DEIA el 5 de octubre de 2009. Redactor: Araitz Garmendia.
Lo hicieron en encuentros casuales, como dos amantes con un mismo deseo. La verdad es que no fue un Ey! vamos a juntarnos para hacer la primera novela gráfica en euskera. No, porque eso fue algo que surgió sin pensarlo, comenta Alain. De esa forma se fue gestando su creación, a la que bautizaron como Ihes Ederra (La gran fuga). La novela, de más de 180 páginas, cuenta, a lo largo de cinco capítulos, la historia de una pareja en la que se definen sus conflictos y problemas. Los trazos de Alain y las palabras de Hedoi relatan una historia como cualquiera de hoy en día, tal y como ellos la definen. Hemos contado algo muy normal, una trama en la que se antepone el egoísmo de cada cual debido a proyectos profesionales, cuenta Alain. No les hace falta mirarse para intercambiar opiniones. Se conocen bien y comparten el mismo parecer. Para ellos, hoy en día, lo normal no es hablar de una pareja heterosexual y monogámica, porque es algo tan corriente y habitual que, aparentemente, no se puede hacer literatura de ello. En teoría es algo decadente, afirma Hedoi. Sin embargo, esta historia va incorporado un eje secundario sorprendente. Yo solía escuchar un programa en Catalunya Radio donde contaban lo inverosímil que podía ser un acontecimiento, dice Hedoi, y es que, por un mínimo detalle puede cambiar el desarrollo del resto de la historia.
En su relato ellos han dejado volar su imaginación modificando el resultado de la Guerra de la Independencia. La secuela de esa variación es que el territorio recuperado por el Estado español en ese conflicto sería completamente diferente. Euskal Herria no habría sido reconquistada por los españoles, por lo que hoy en día pertenecería a Francia. Ya no estaría partida entre Iparralde y Hegoalde, sino que sería un territorio unido. Estaría dentro de una Francia muy distinta a la que conocemos, dice Alain. Fruto de ello el euskera sería oficial junto con el francés, y no existiría el conflicto de querer ser vascos y no españoles. Sería al revés, los españoles querrían recuperar esa nacionalidad perdida, cuenta Alain.
A su ocurrencia le ven un "pero", ya que creen que la gente está poco abierta a considerar otras opciones a la realidad actual. Queríamos provocar un poco y proponer una alternativa, dice Hedoi. Para ello han abandonado cualquier estereotipo, puesto que no querían crear una realidad diferente llevándose el lastre de la que ya existe. Están convencidos de que habrá personas que se sientan ofendidas, pero ellos lo ven como una alternativa que puede resultar divertida. Esto les ha servido de mucho. Han aprendido el uno del otro e incluso de sí mismos. Cuando tienes que manifestar tu opinión te das cuenta de muchas cosas, dice Hedoi. Creo que hay personas que también se van a ofender con la situación de la pareja. Parece que si decides hablar de una relación heterosexual vas en contra del resto, añade Alain. Ambos creen que al hacer una segunda lectura del libro se comprende que es abierto tanto en el terreno de la política como en el del amor.
La cuestión política surgió de la mente de Hedoi, y juntos lo fueron puliendo. Fueron hilando la historia sin tener un final preconcebido ni planeado. Sólo sabían de qué iban a hablar, pero no la forma. Eso fue trabajo del día a día, de reuniones, comidas y cafés que tuvieron como escenario Gasteiz. Cada dos semanas hablábamos sobre qué íbamos a contar en ese capítulo o si había que revisar algo del anterior, explica Alain. Se mandaron más de mil correos electrónicos en lo que ellos definen como un proceso interesante. En esa evolución han tenido que resolver dudas que iban desde elegir el trazo con el que iba a dibujar Alain o que letra debía utilizar Hedoi. El formato físico era un aspecto significativo que no podía dejarse a la intemperie. Ellos definen esta época como una labor de equipo en el que los dos tuvieron que caminar al mismo ritmo, un único compás al que han dedicado gran esfuerzo. Yo le he educado a él en cómo debía pasarme los guiones, y él me ha instruido a mí en cómo debo interpretarlos. El guión y el dibujo iban a la par, afirma Alain.
UN PROPÓSITO COMÚN: Hemos sido dos cabezas para el mismo propósito. Para los dos, los conflictos, o mejor dicho las discusiones, han sido necesarias, comenta Alain quitándole importancia a tener puntos de vista diferentes. Para ambos ha sido un estreno en cuanto a novela gráfica se refiere. Alain no había realizado antes un cómic de este tamaño, y Hedoi tenía como proyecto escribir una novela. Cada uno tenía su vida y sus aspiraciones, pero sus destinos se cruzaron para crear una novela cómoda para leer sin ser monótona. Tiene de todo, es un formato en el que conviven los tres idiomas: hay desde poesía en francés, hasta autores traducidos al euskera, dice Hedoi.
Sorprendentemente, consideran la situación socio-política que han concebido como lo menos importante de la novela. Haciendo una lectura concienciada te das cuenta de que se habla de muchas otras cosas, asegura Hedoi. La mentira es ese marco social, pero lo importante es el resto.
Confiesan entre sonrisas que todos los personajes que aparecen en el relato, menos tres, existen, aunque a algunos le han cambiado la identidad. No ha sido fácil, además de la parte poética y narrativa, hacen enlaces a La Casa del Libro o a internet para que cualquier persona que lea la novela y no conozca a alguno de los personajes tenga una pista. Han invertido mucho tiempo y dinero y, probablemente, sus beneficios no vayan a cubrir los gastos de producción. No es sólo dibujar y escribir, son los desplazamientos, las dietas... pero no pensábamos en el gasto. Queríamos tener el objeto, afirma Alain.
Ahora ya lo tienen y se plantean una nueva meta: traducirlo para que la gente que no sepa euskera o sea extranjera pueda leerlo, disfrutarlo, y sobre todo, comprender esta historia que, como ellos la describen, es un punto de partida para pensar, reflexionar y reconstruir un mapa diferente, y eso, según ellos, es lo interesante: que cada uno tenga su visión de la sociedad y su propia radiografía.
NOVELA HISTÓRICA: EL GÉNERO MÁS MENTIROSO: Estamos en contra de la visión cerrada que tienen muchos escritores a la hora de relatar novelas históricas, manifiestan ambos. Hay una diferencia entre las novelas históricas, ya que si alguien hace algo como El señor de los anillos, los lectores tienen claro que es una ficción. Pero hay casos de escritores, como el de una conocida alavesa, en los que aparecen personajes históricos y se fabrican muchísimos mitos, explica Hedoi. A su juicio, esto es un error y no hay género más mentiroso que el de la novela gráfica. Esta afirmación obedece a que con ese género se intentan proyectar en el pasado problemas del presente y no tienen nada que ver. Por eso ellos han cambiado el presente. La gente que lea nuestro cómic sabrá, desde el primer momento, que la historia no es real, incluso si es extranjero, puesto que algunos personajes están muertos, afirman. En el caso de la historia española se impulsa a los héroes que cortaban cabezas a los moros, y en el vasco a los reyes, y eso nos parece un gran retroceso, aseguran. Y es que, habitualmente, se tiende a hacer reconstrucciones míticas basando la historia en batallas en las que ciertos personajes realizan acciones heroicas, lo que, para estos artistas, supone una equivocación
Artículo aparecdido en el diario DEIA el 5 de octubre de 2009. Redactor: Araitz Garmendia.
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