Hijos del árbol milenario arranca con un amor que no entiende de ideologías, para mostrar las emociones de más de cincuenta personajes a lo largo de tres generaciones. Una familia, los Landaburu, será el hilo conductor de este excepcional retrato histórico que nos descubre el alma escondida de la tierra vasca. Con la industrialización y el auge de la nueva burguesía como testigos privilegiados, asistimos a la guerra civil, a los años de represión franquista, a los alentadores movimientos de la transición y al nacimiento de la lucha armada, todo narrado por los hombres y mujeres que conforman esta tierra siempre a la sombra del árbol milenario.
La novela es un calidoscopio de la sociedad vasca y su evolución durante el periodo comprendido entre 1936-1979, una época de grandes cambios a nivel mundial, de grandes paradigmas y enfrentamientos. Frente a la violencia y la miseria impuesta por las circunstancias, se refleja el deseo en todos los personajes por vivir, por actuar de acuerdo a sus principios o emociones; es un canto a la continuidad de la vida, a la regeneración, a la perpetua evolución.
Una evolución que se produce de forma más o menos armónica entre el aspecto económico, el social y el ideológico-político. Cada aspecto influye en los otros: la industria favorece la expansión de la ciudad y ésta la mayor libertad social, que fomenta una apertura de mentalidad en los jóvenes.
Los movimientos sociales, los grandes ideales, no son meramente entidades abstractas; se componen de acciones concretas de personas de diversas circunstancias para conseguir determinados fines que les afectan directamente. La represión de la libertad durante la larga dictadura (y más en el País Vasco, que vio anulados sus tradicionales fueros) engendra una serie de ideales contrapuestos muy variados en los jóvenes (socialismo, comunismo, feminismo, nacionalismo), y todos ellos comparten la lucha por la libertad, aunque con diferentes grados y variables.
La novela es un calidoscopio de la sociedad vasca y su evolución durante el periodo comprendido entre 1936-1979, una época de grandes cambios a nivel mundial, de grandes paradigmas y enfrentamientos. Frente a la violencia y la miseria impuesta por las circunstancias, se refleja el deseo en todos los personajes por vivir, por actuar de acuerdo a sus principios o emociones; es un canto a la continuidad de la vida, a la regeneración, a la perpetua evolución.
Una evolución que se produce de forma más o menos armónica entre el aspecto económico, el social y el ideológico-político. Cada aspecto influye en los otros: la industria favorece la expansión de la ciudad y ésta la mayor libertad social, que fomenta una apertura de mentalidad en los jóvenes.
Los movimientos sociales, los grandes ideales, no son meramente entidades abstractas; se componen de acciones concretas de personas de diversas circunstancias para conseguir determinados fines que les afectan directamente. La represión de la libertad durante la larga dictadura (y más en el País Vasco, que vio anulados sus tradicionales fueros) engendra una serie de ideales contrapuestos muy variados en los jóvenes (socialismo, comunismo, feminismo, nacionalismo), y todos ellos comparten la lucha por la libertad, aunque con diferentes grados y variables.
parece una novela muy interesante... umm... jeje A ver si un día de estos me animo a leer algo parecido!!
ResponderEliminarBesos!^^
Esta misma mañana, he podido escuchar una entrevista que le han hecho a Maria Jesus Orbegozo, en Onda Cero Radio, y lo cierto es que la he encontrado muy interesante.Inició su escritura hace 25 años y es ahora cuando terminó el libro para ser publicado. Intentaré leerlo.
ResponderEliminarYo lo estoy leyendo y me ha enganchado bien.
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