jueves, 20 de mayo de 2010

POESÍA SOLA, PURA PREMONICIÓN (KEPA MURUA)

LA OBRA: La unión entre el tiempo y la vida, entre el hombre y el poeta, entre la realidad más evidente y las percepciones más extrañas que nos explican la presencia del individuo ante el paisaje. Poesía sola, pura premonición se encuentra en el límite de lo real y lo imaginario y vive en medio de las palabras que nos sitúan en el fondo de un porvenir que se descubre en una mirada poética aparentemente difusa.
La atmósfera es propia de la poesía del futuro, pero la presencia es la de un hombre que se interroga por su vida en cualquier tiempo y lugar, de este u otros mundos posibles, porque de la misma imposibilidad de conocer su destino nace la poesía sola.

EL AUTOR: Kepa Murua (1962). Poeta y ensayista de reconocida trayectoria por su compromiso con la literatura y el arte, ha publicado alguno de los poemarios esenciales de nuestra poesía contemporánea: Abstemio de honores, Cavando la tierra con tus sueños, Siempre conté diez y nunca apareciste, Un lugar por nosotros, Cardiolemas, Las manos en alto. Obras poéticas materializadas en un corpus amplio y novedoso que conforman el hacer poético actual. La búsqueda que desarrolla sobre el acontecimiento que significa el pensamiento visto en su plasticidad poética le ha llevado a la escritura de La poesía y tú, donde a través de aforismos nos acerca a la propia relación del poeta y su mundo, o también con el ensayo La poesía si es que existe en la que profundiza en el hecho mismo del ser poético. También ha publicado dos libros de arte: Cuando cierras los ojos e Itxina.

Os diré que mis manos nada nuevo han cogido.
Pero al menos encontré un libro blanco
donde puedo juntar mis palabras por la noche.
Mis ojos el mar no vieron, pero navegué.
Mi cuerpo jamás venció, pero fui vencido
donde nadie se atreve a reconocerlo.
Tras pedir perdón, amé como un loco.
Tras hacerlo como se reconocen los errores
donde no corre el paso del tiempo.
Mi cuerpo que vio como marcaban a otros.
Mis ojos que sintieron un mar helado
donde no había mapas para saberlo.
Siempre soñé con un viaje lejano
en el que encontrara la felicidad perdida.
Pero encontré otros ojos con lágrimas.
Otros secretos inconfesables
que no merece la pena reconocer
cuando la vida marca a todos con su incierto peso.

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