El salón árabe del Ayuntamiento de Bilbao estaba ayer lleno de amigos y lectores fieles de Antonio Villanueva Edo. No era para menos. Presentaba su tercera novela, Los héroes olvidados (Roca Editorial), y lo hacía en compañía del alcalde, Iñaki Azkuna. Éste, para que el público se hiciera una idea de lo que iba la cosa, dijo que a partir de ahora cuando vea una imagen de Carlos IV no me acordaré de la desdentada de su mujer, sino que pensaré en esta expedición filantrópica.
La aventura de la que habla, y sobre la que trata el libro, es la de la expansión de la vacuna contra la viruela a comienzos del siglo XIX gracias al empeño de Carlos IV y de una partida de médicos, encabezados por el doctor alicantino Balmís, que fueron de Madrid a América y Filipinas con la salvación resguardada en los brazos de unos niños. La única forma de transmitir el remedio entonces era de persona a persona, y allá se fueron con unos niños sacados de la inclusa como portadores, explicó Villanueva Edo. No tenían madre, ni padre, y así el gobierno se evitaba posibles reclamaciones.
Aquellos niños, acompañados por una monja y unos cuantos especialistas médicos, hicieron posible la hazaña más importante de la medicina española, una por la que en Europa se comenzó a tener en consideración a los médicos españoles y que no es comparable a nada que se haya hecho después.
La viruela mataba o dejaba lisiados a miles de enfermos en todo el mundo, y la expedición filantrópica de Balmís consiguió reducir su incidencia drásticamente. Fue una aventura ilustrada de la que, aunque cueste creerlo, apenas se ha escrito.
LA NOVELA: Desde el año 828, fecha en la que el médico árabe Rhazés distinguió por primera vez la viruela del resto de las enfermedades exantemáticas, hasta 1796 en el que Edward Jenner describe su vacuna, la viruela tuvo una mortalidad aterradora. Esta enfermedad, endémica en Europa y Asia, donde no respetó ninguna clase social, fue llevada por los conquistadores europeos a América, donde produjo la muerte de una elevadísima tasa de su población indígena.
En 1803, el rey Carlos IV de España ordenó que se organizara la Expedición Filantrópica de la Vacuna destinada a llevar este método de prevención a aquellas tierras. La expedición fue encomendada a un grupo de cirujanos, enfermeros y niños portadores de la vacuna. Esta novela narra las peripecias y penalidades que corrieron todos a lo largo de su recorrido y la excelencia de su trabajo. Es un homenaje a los niños anónimos que trasmitieron la vacuna que portaban en sus brazos, a los miembros de la Expedición, algunos de los cuales dieron su vida durante el ejercicio de su trabajo en circunstancias dramáticas.
EL AUTOR: Antonio Villanueva Edo nació en Bilbao en 1933.
Es médico cirujano e historiador y ha publicado varios libros de historia de la medicina.
Anteriormente ha publicado las novelas Señores de Vizcaya, caballeros de Castilla y El médico fiel.
Unos niños que salvaron millones de vidas
ResponderEliminar