ÉL: Delicada, contundente, sutil y destructiva es la novela Él, donde se narra en pequeños cuadros la vida de la protagonista al lado de su esposo, un hombre esquizofrénico y violento que la mantiene encerrada. Sin añadidos morbosos, ahonda en el alma de una mujer que vive en una sociedad pacata que ve con malos ojos (perspectiva que también comparte su madre) las ligeras críticas que esboza contra su marido. No dispuesta a resignarse a la resignación, que es el consejo general, decide tomar las riendas de su vid Esta novela se publicó en el año 26 del siglo XX.
La escribió antes; de hecho, estaba lista para ser publicada, pero tuvo que marcharse antes de que eso ocurriera. No hace falta contextualizarla para captar el valor que supuso para la autora no sólo pensar, sino actuar en consecuencia de estos pensamientos, pero si se engloba en los parámetros que regían la sociedad de entonces, no tan distintos a los de ahora, eclosiona la calidad literaria de esta escritora, así como la humana, en una edición que por fin hace mérito a su talento.
ELLA: Mercedes Pinto era mujer, intelectual, exiliada, canaria y republicana. Tuvo la osadía de pensar diferente, y el valor de actuar en consecuencia. Prefería a José Martí antes que a las colonias españolas, a Mateo Morrals antes que a los reyes contra los que atentó en 1906. No son precedentes que faciliten entrar en el círculo de los privilegiados. Pero ése es el exacto lugar que le corresponde. ¿El genio nace o se hace? Ella abarca los primeros veintitantos años de la vida de Mercedes Pinto. Su infancia feliz en Tenerife, arropada por una familia pudiente, respetada y amante, sus incursiones en la religión, en la poesía; las primeras dudas que se despiertan en su inteligencia de niña precoz y vital; los tanteos amorosos; las injusticias; las bajezas humanas.
Su matrimonio con Juan de Foronda, al que dedicó el libro Él, que inspiró la película homónima de Luis Buñuel. Pinto nació con genio, y dedicó la vida a fomentar el suyo, y a sembrar en los demás la inquietud para hallarlo en ellos mismos.
He leido El, y ya estoy deseoso de tener en mis manos Ella.
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