LA NOVELA: Pedro Egaña consigue su primer trabajo como
creativo publicitario y, al mismo tiempo, descubre el enloquecido medio en el
que tendrá que sumergirse, repleto de colegas aturdidos, cínicos y y
psicópatas, y a la única persona que podrá salvarlo de convertirse en uno de
ellos, Juliana Ziga. Ella lo protegerá durante un tiempo del caos de la
profesión, pero no podrá evitar que caiga indefinidamente en el sueño común y
corriente de seguir estando vivo. Veinte años de hibernación después, veinte
años de ruidos, responsabilidades y otros entretenimientos después, ese amor
dormido tal vez pueda por fin hacerle despertar.
El oso Ondo –una
mirada descreída, a fuer de lúcida, y, sin embargo, esperanzada sobre una
realidad actual– supone el regreso a la novela de Alejandro Fernández
Aldasoro, quien con sus títulos anteriores resultó por dos veces finalista
del Premio Euskadi.
EL AUTOR: Las cucarachas nacen, crecen, se reproducen y
mueren asesinadas con un aerosol. Si quitamos lo de la muerte a manos de un
criminal, la biografía de Alejandro Fernández Aldasoro es igual de anodina.
Nacido en Bilbao en 1970 y residente en Donostia desde 1997, no se encuentran
en su curriculum acontecimientos dignos de mención. Tal vez, forzando las
cosas, pueda ser reseñable su capacidad de supervivencia a 15 años de actividad
como redactor creativo en distintas agencias de publicidad. Tiene su mérito
ejercer durante tanto tiempo el papel de bufón. También son algo destacables
sus dos libros sobre la figura de un peligroso saltamontes, Asaltamontes,
un bandolero del montón, y Asaltamontes contra Sapurulento,
así como la buena acogida que obtuvo su anterior y primera novela seria, Un
Viajante, entre la crítica y el público. Con ella quedó finalista del
Premio Euskadi de Literatura 2011 y a Yolanda Aldasoro, su madre, le entusiasmó.
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