Título: UN CADÁVER EN LA MANSIÓN SAINSBURY
Título original: MURDER AT THE NOOK
Autor: A. FIELDING
Editorial: DÉPOCA
Trama: En una mansión vacía de la
campiña inglesa se encuentra, por parte de sus nuevos inquilinos, el cadáver de
una joven sin identificar, aunque todos los indicios parecen indicar que se
trata de una buena amiga de la pareja de recién casados que va a ocuparla
durante unos meses, que había sido escondido bajo la tarima de la cocina. Sin
embargo, hasta que no se sepa por qué la mujer asesinada --porque sobre ese aspecto
de su muerte no hay ninguna duda-- no se encontraba allí, cuando todo indicaba
que se hallaba lejos, no se podrá dar con las claves de su asesinato.
Personajes: Pointer, inspector jefe de Scotland Yard, de gran
inteligencia y muy perseverante, Douglas y Carin Layng, joven matrimonio que ha
alquilado la mansión Sainsbury en la que ha sido encontrado el cadáver, él un
antiguo novio de la mujer asesinada aunque, pese a ello, su mujer confía
ciegamente en su inocencia, ella valiente y decididA, Oakshott, abogado de la
propietaria de la mansión, que maneja sus asuntos con total libertad, Hawk,
agente de seguros que ha estado interesado en alquilar la vivienda en nombre de
una clienta, Arthur Sainsbury, pariente lejano de la propietaria de la mansión,
que no siente ninguna simpatía por Douglas Laying, Halliday, antiguo empleado
de Oakshott, al que éste despidió por perder su confianza, la señora Notan,
portera de la mansión Sainsbury, recelosa y desconfiada.
Aspectos a Destacar: “Un cadáver en la mansión
Sainsbury” es una importante muestra de lo que significó la llamada “Golden Age”,
la época dorada de la novela policiaca británica de principios del pasado siglo
XX, con el añadido de que todavía se desconoce --aunque circulan varias
hipótesis, una de ellas adelantada en el prólogo firmado por un auténtico
especialista en el tema, Juan Mari Barasorda-- la identidad de su autor o
autora, A. Fielding, así como el aliciente adicional de que se trata, además,
de una novela procedural, protagonizada por un policía profesional en lugar de
un detective o un policía aficionado, como era más habitual entre los autores y
autoras de esa época.
La Frase: En ese momento parecía el
oficial de policía que era, y simplemente eso. Eficiente, imparcial e
inmutable. No obstante, su rostro se había tornado aún más serio. Era su deber,
y la meta por la que trabajaba. Sin embargo, cuando llegó el momento de
proceder al arresto por una pena capital, Pointer lo acometió con un profundo
sentimiento de responsabilidad.
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