BROCHETA DE CARNE (Editorial Hiria, Donostia-San Sebastián, 2003)
Felicidad Olaizola, una atractiva inspectora lesbiana de la Ertzaintza, deberá investigar unos extraños crímenes sexuales ocurridos en Bilbao en los que se ven involucrados una conocida tertulia bilbaína, un pastor luterano, un teniente de alcalde, una arraigada familia china, y un distinguido club lésbico de la Villa. En el curso de su investigación en la búsqueda de ese inquietante asesino que mata a sus victimas con una originalidad macabra, se encontrará con una mujer que esconde un pasado igual de inquietante.
AS DE ESPADAS (Editorial Via Magna, Barcelona, 2009)
¿Quién podía sospechar que en un lugar como Santa Isabel, una casa de retiro del Opus Dei, a las afueras de Bilbao, entre viejos amigos convocados para recordar los buenos tiempos, podía producirse una tragedia? ¿Qué razones podían impulsar a Luis Raymond, un naviero rico y felizmente casado con la condesa de Beaulieu a suicidarse? ¿Qué podía significar que el arma escogida para la muerte fuera una makila (bastón ceremonial) vasca con la leyenda hitzemana zor (palabra dada, juramento)?
Felicidad Olaizola, suboficial de la Unidad de Investigación de la Ertzaintza (Policía Vasca) es la encargada de investigar la extraña muerte de Luis Raymond, y, según instrucciones de sus superiores, debe hacerlo con delicadeza, para evitar el escándalo, ya que las personas implicadas (un concejal de urbanismo del Partido Nacionalista Vasco, un empresario de pompas fúnebres, un letrado del Gobierno Vasco, un empresario de seguridad y un alto funcionario de la Comisión Europea) son personas importantes que en ningún caso deben ser molestadas más allá de lo imprescindible.
En esta novela de Javier Otaola, como en la anterior, Brocheta de Carne, la investigación de una muerte violenta, cometida por propia mano, sirve para explorar la tenue frontera que existe entre el Bien y el Mal, y cómo, en determinadas ocasiones, todos (¡ah!, Caín) o casi todos…, podríamos hacer una elección por el Mal y ser condenados a la Desesperación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario