LA NOVELA: La ciudad avanza por medio de raíles, surcando una tierra devastada llena de tribus hostiles. Los raíles deben ir colocándose delante de ella al tiempo que se progresa y ser retirados cuidadosamente tras su estela. Los ríos y las montañas suponen un obstáculo casi insalvable para el ingenio de los técnicos de la ciudad. Pero si se detiene su movimiento, la ciudad va cayendo en el campo gravitacional destructor que ha transformado la vida en la Tierra. La única alternativa a la muerte es el avance.
Helward Mann, un miembro de la elite de la ciudad, sabe mejor que nadie que su existencia pende de un hilo: está a punto de descubrir que el mundo exterior es infinitamente más extraño que su propio entorno, que tan bien cree conocer.
RESEÑAS: Una historia de misterio y ciencia ficción sobre un mundo cuyo secreto es increíble y al mismo tiempo totalmente aceptable para el lector. Es uno de los mejores cumplidos que un crítico le puede dispensar a una novela (The Observer)
Es uno de los autores de literatura fantástica más reputados [...] por dos aspectos: la soberbia planificación que se puede observar en cada una de sus narraciones y la manera en que esta queda ligada a los temas en los que se fija (Ignacio Illarregui Gárate, Cyberdark)
Priest parte de una base clásica de la CF, aquella que tan buenos resultados les ha dado Dick y a Orwell: en un mundo regido por un férreo control por parte del poder establecido, un hombre lucha por conseguir la libertad en la verdad (Locus)
Una sombría travesía psicodélica a través de un paisaje que parece salido de una colaboración entre Brueghel el Viejo y M. C. Escher (Jonathan Lethem)
EL AUTOR: Christopher Priest nació en Cheadle, Inglaterra. Es uno de los más famosos escritores británicos. Con Un mundo invertido (1974), su tercera novela, le llegó el reconocimiento: este trabajo fue distinguido con el premio de la Asociación Británica de Ciencia Ficción. Fue el primero de la larga lista de galardones que han acompañado su carrera desde entonces, como el premio Mundial de Fantasía por El prestigio (Minotauro), llevada al cine con el nombre de El truco final o el Arthur C. Clarke por El último día de la guerra.
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