viernes, 7 de octubre de 2011

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 312.-EL ASESINO PERFECTO (LUIS Mª DÍEZ MERINO)


Título: EL ASESINO PERFECTO
Autor: LUIS MARÍA DÍEZ MERINO
Editorial: BUSCARINI
Trama: En Reisburgo, próspera ciudad de un innominado país sudamericano un asesino, conocido como "El loco de la 6.35" por el poco habitual calibre que usa, inicia una carrera de asesinatos de gente que no tiene nada que ver entre sí y de características personales (sexo, profesión, edad, situación social) muy diferentes, lo que tiene desconcertada a la policía. Un ciudadano de Reisburgo apostará, en el club que frecuenta, con algunos de sus contertulios, a que es capaz, en el plazo de una semana y sin salir prácticamente de su domicilio, de resolver el caso.
Personajes: Poncio Milestone, hombre de unos 150 kilos de peso y vida sedentaria, que se dedica a "intermediar" para que sus clientes consiguieran lo que necesitaban, el doctor Robayna, amigo de Poncio, un cincuentón con el vigor de un hombre de 30 años y los gustos de uno de 70, el juez Portillo, también contertulio de Poncio, instructor del caso, que pensaba que por exquisitos que fueran sus procedimientos siempre resultarían pedestres frente a lo elevado de su empresa, Vílchez, un periodista que parece estar enterado de todo lo que ocurre, a ves antes que la policía, Leopoldo Hinojosa-Chaves, contertulio de Poncio y diputado, el hombre contra el que apuesta Poncio Milestone.
Aspectos a Destacar: La utilización, muy poco habitual en la novela policial española, del personaje que resuelve un crimen desde su propio domicilio u otros lugares cerrados y tan sólo con su inteligencia, con un final muy eficaz e ingenioso / El lenguaje utilizado, rico sin ser recargado.
La Frase: Así pues, terció Hinojoa-Chaves, ya tenemos el perfil completo de nuestro hombre: invisible, implacable e imprevisible; o sea, perfecto. El único asesino que se ajusta a su descripción, respondió Robayna, es el virus. Por lo que sabemos no hay otro ser en la naturaleza tan perfectamente adaptado para la destrucción. Su estructura es mínima, carece de elemento alguno que no forme parte de un plan: matar. No se asemeja a ningún otro depredador. No tiene dientes ni colores vistosos, no tiene prisa y no desperdicia sus energías en cortejos nupciales ni en cuidar de una camada. Imaginen que un pequeño dibujo, apenas un par de trazos, fuese capaz de matar y tendrán una idea de la naturaleza de un virus. Ése sí es un asesino perfecto.

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