Título: LLUEVE SOBRE LA HABANA
Autor: JOSÉ LUIS MUÑOZ
Editorial: LA PÁGINA
Trama: En las calles de La Habana una serie de mujeres jóvenes, que se dedican a la prostitución, están siendo exterminadas por un psicópata con un inquietante parecido al actor George Cloony. Un parecido no sólo físico, sino también en lo relativo a su nacionalidad, porque el policía encargado del caso pronto desvelará la identidad del asesino. El problema es que éste es intocable, ya que posee pasaporte diplomático, por lo que el viejo y honesto policía pronto comprenderá que una cosa es la retórica revolucionaria y otra muy diferente la “razón de Estado” mientras intenta buscar el modo de poner entre rejas al asesino sin desencadenar un conflicto diplomático ni sufrir él mismo represalias.
Personajes: El inspector Rodríguez Pachón, veterano inspector de policía, defensor de la Revolución aunque escéptico a veces, antiimperialista a pesar de ser un amante de la literatura norteamericana y ávido lector de Faulkner, enemigo de los delincuentes, pero putero empedernido para lo que acude a los burdeles que, en teoría están prohibidos, y tan duro en muchas ocasiones como compasivo en otras muchas, Vladimir, su ayudante, joven policía aferrado al reglamento y a lo que teóricamente predican las leyes, que no aprueba todo lo que hace su jefe aunque pese a ello le es leal por encima de todo, Doña Lupe, regente del burdel al que es asiduo el inspector Rodríguez Pachón, confidente suya aunque le tenga una pizca de miedo, Leticia, antigua amante del inspector, casa con un crítico literario y posible ministra de Cultura en el futuro, enamorada del policía pero que tuvo que abandonarlo porque éste no quería comprometerse, Vlad González, medio chino, medio rumano, totalmente cubano, obeso proxeneta y confidente del inspector cuando la ocasión lo requiere, Bemba, prostituta con la que el inspector se encariña porque, pese a su oficio, le recuerda a su perdido amor, Leticia.
Aspectos a Destacar: Una mirada lúcida, y al mismo tiempo compasiva, de la revolución que un día fue el faro de muchos progresistas en el mundo occidental, pero en decadencia por su anquilosamiento y su incapacidad para adaptarse a los cambios que exigen los nuevos tiempos y las nuevas generaciones, aunque aún se intente preservar un claro sentido de la justicia y unas inmensas ganas de vivir, todo ello dentro de una novela negra de impecable factura.
La Frase: Los checos ya no eran los de antes, como tampoco los rusos, ni los yugoeslavos, que ya ni existían por esa endemoniada sucesión de hechos históricos auspiciada por el papa polaco, ya no eran camaradas que ayudaban a la revolución sino que se habían tornado social traidores, capitalistas, que no ayudaba, que todo lo cobraban. Cuba seguía siendo el último bastión del socialismo, la excepción.
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