LA OBRA: Barreras, altas y firmes barreras
separan nuestros mundos posibles, las diversas vidas que nos pueblan. Hay
barreras entre el campo del que venimos y la ciudad que se nos ha metido en los
huesos; extrañas barreras ante la mano que quiere tocar al otro y llamarse amor.
Barreras como dientes no nos dejan conocer el idioma de los animales y los
ángeles. Hay barreras de tiempo, barreras de suerte; hay hostiles barreras que
eleva el poder marcando lo que no. Se alza entre las horas la
especialísima barrera que filtra luces a medio camino entre la vida y la
muerte.
¿Y entonces,
las palabras? Las palabras pueden ser ladrillos para el muro u honda que se
tensa. Ese es su reto. Pero el poeta, niño frente a la altísima barrera de su
vida, coge un junco y toma impulso.
Así, en este
libro, Hasier Larretxea busca las vueltas del lenguaje para habitar
grietas y rodeos. Tratando tal vez de alumbrar, precisamente, aquello que no
sabría ser barrera: «rasguño en la norma / de genealogías», «murmullo que no
puede silenciarse / bajo las huellas».
EL AUTOR: Hasier Larretxea Gortari (Arraioz,
Valle de Baztan, Navarra, 1982). Ha publicado los libros de poesía Azken
bala/La última bala y Atakak. Es coordinador de la
revista "Koult". Reside en Madrid.
Artículo publicado en el periódico
NOTICIAS DE NAVARRA (http://www.noticiasdenavarra.com/)
el 24 de abril de 2013. Redactora: Ana Oliveira Lizarribar.
El poeta
navarro Hasier Larretxea (Arraioz, 1982) tiene nuevo libro, Barreras, un trabajo en el que la
aparente calma del estilo de vida rural convive con los silencios, las
hendiruas, el polvo... trazando un territorio propio en el espacio que queda
entre la decadencia y la realidad.
Esta nueva
andadura literaria es, para Larretxea, una barrera cercada y cerrada, un espacio desde donde parten las
contradicciones y las hendiduras de las heridas humanas y de sus restos; el testimonio
de lo que pudimos ser y llegamos a sentir a través del viento del norte.
Porque el poeta se siente fuertemente ligado a su tierra, a ese murmullo del árbol genealógico y a esos
bosques que son puentes para esta vida y
para las que están por llegar. A juicio del escritor, en los valles donde el tiempo recorre las aristas húmedas de lo
ancestral, las imágenes adquieren el poder de lo rural y de lo pagano, donde la
simbiosis de los elementos naturales ensanchan el campo de visión de la vida y
de las creencias donde las ramas adquieren formas y ciertos colores, que,
inevitablemente, nos llevan de nuevo a la parcela del hogar inquebrantable.
La poesía es
para Hasier Larretxea una reacción
a los tiempos que vivimos, estos en los que reina la tendencia al olvido de las pupilas agrietadas, los restos de la
devastación, el dolor y el sufrimiento de las zonas transfronterizas y la
arquitectura agrietada de lo que algún día fue. La poesía sirve, en ese
sentido, como invención de la historia
particular de cada individuo.
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