LA NOVELA: Esteban Arresti es un empresario mediano de
Durango. Un hombre hecho a sí mismo, sin más estudios que la formación básica y
que fue obrero antes que empresario. Un hombre de caserío, de misa dominical en
Andra Mari, amantísimo de su familia y de sus amigos, con quienes se reúne a
menudo en la sociedad Gure Txoko para cocinar, comer y cantar; y con quienes
acude a los frontones cuando hay partidos de pelota a mano. Un día de la década
de los noventa recibe una carta en su empresa. La firma ETA. Le pide una
cantidad importante en concepto de Impuesto Revolucionario. A esa primera carta
le sucede una segunda, una tercera y una cuarta. El mundo feliz en el que vivía
Esteban Arresti se va desvaneciendo conforme pasan los meses…
EL AUTOR: Iñaki Martínez nace a mediados de los
cincuenta en Guatemala, hijo de una mujer panameña y un vasco de Ortuella que
combatió contra las tropas alemanas en la Brigada Vasca, en el sudoeste
francés, a las órdenes del Comandante Kepa Ordoki. A los cuatro años sus
padres le envían a Ortuella con el fin de iniciar los estudios, lo que hace en
el Colegio Santa María de Portugalete. Fue uno de los fundadores de Euskal
Iraultzarako Alderdia (EIA) y de Euskadiko Ezkerra. En 1980 se traslada a
América Central y durante cuatro años participa en las actividades de la
guerrilla del FMLN especializándose en relaciones internacionales. Regresa a
Euskadi en 1984 y estudia Derecho en la Universidad de Deusto. Ejerce la
abogacía en Bilbao desde 1990. En 2003 fue nombrado Cónsul Honorario de la
República de Panamá para el País Vasco, cargo que desempeña durante seis años.
En 2009, el Lehendakari Patxi López le designa Delegado del Gobierno
Vasco para Colombia, Venezuela y América Central. En 1991 recibió el primer
premio del Certamen de Relatos Cortos del Colegio de Abogados de Bizkaia. Arresti
forma parte de una trilogía que se propone narrar episodios novelados de la
historia reciente de Euskadi.
¿El autor es el hijo del capitán Martínez del Gernika? Todo un personaje. Cuando su batallón fue rechazado en las posiciones alemanas en la Pointe de Grave, con cuatro muertos y una veintena de heridos, Martínez y los demás oficiales se ofrecieron para asaltar ellos los bunkers ya que, como veteranos, se veían más capacitados para volarlos. También estuvo metido en asuntos de espionaje del Gobierno Vasco del exilio.
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