Título: LA HORA DE LAS SOMBRAS
Título
original: SKUMTIMMEN
Autor: JOHAN THEORIN
Editorial: MONDADORI
Trama: El pequeño Jens Davidsson, un niño de seis años
que veranea en la isla de Öland, desaparece entre la niebla sin dejar ni rastro.
Veinte años más tarde, el abuelo de Jens, Gerlof Davidsson, viejo marinero
jubilado, recibe un paquete que contiene una pista del niño, por lo que decide
llamar a su hija y madre del pequeño, para retomar una investigación hace años
abandonada. Julia regresa a la isla dispuesta a averiguar lo que realmente
ocurrió y poco a poco, lo que parece una idílica isla comienza a revelarse como
un lugar misterioso y desapacible.
Personajes: Julia
Davidsson, madre del niño desaparecido, separada, enfermera de profesión, que
ha sido incapaz de recuperar su vida tras la pérdida de su hijo, Gerlof
Davidsson, viejo marino ya jubilado, padre de Julia, que reabre el asunto en
parte porque se siente culpable de la desaparición de su nieto al no haber
estado pendiente de él, Lennart Henriksson, jefe de policía y prácticamente el
único agente de servicio en el pueblo, amable y considerado, que se convierte
en un gran apoyo para Julia, Nils Kant, joven de buena familia, sin empatía por
la gente lo que le hace tener tendencias piscopáticas y al que todo el mundo en
el pueblo achaca los peores crímenes, pese a que, aparentemente, falleció
bastantes años atrás, Ernst Adolfsson, viejo amigo de Gerlof, antiguo cantero
retirado que vive de vender las esculturas que elabora con las piedras que aún
consigue en la cerrada cantera de la localidad, Astrid Linder, médico jubilada,
amiga de Julia y Gerlof, sensata y animada y siempre dispuesta ayudarles.
Aspectos
a Destacar: El asfixiante ambiente que se
crea en un pequeño pueblo nórdicos en el que las leyendas se superponen a la
realidad por dura que ésta sea, al haber desaparecido hace ya veinte años un
niño del que nunca se supo nada, concitando todo tipo de sospechas sobre su
posible destino.
La
Frase: El sol se había puesto al
otro lado de la ciudad y el cielo se oscurecía lentamente. El teléfono sonó por
tercera vez. Anochecía. La hora de las sombras. Julia no se levantó a
responder. Sonó una última vez, y el silencio se impuso de nuevo. Fuera se
encendieron las farolas, que comenzaron a iluminar el asfalto. Había tenido un
día bastante bueno. No. En realidad, no había días buenos. Pero unos pasaban
más rápido que otros. Julia siempre estaba sola.
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