La muerte (¿accidente?, ¿asesinato?) de un
importante jefe policial francés ya retirado en su mansión de Biarritz, en el
País Vascofrancés, parece ser lo suficientemente importante como para que tanto
la Fiscalía como el Ministerio del Interior franceses se tomen muy en serio la investigación.
Por eso, cuando el designado para llevarla a buen puerto es el comisario
Ferdinand Irrigaray, reconocido como uno de los policías más ineficaces de
Francia, la sorpresa de todo el mundo es general, empezando por el propio
comisario, que sólo aspira a llevar una vida lo más tranquila posible en su
pequeña comisaría dedicado a sus auténticas aficiones, el buen vino, la
astronomía y la jardinería.
Pero ser el policía más ineficaz de Francia
no es, necesariamente, sinónimo de ser tonto o estúpido. Ni tampoco de dar la
espalda a los viejos amigos, como el padre Mikel d’Esterençuby, un sacerdote que
le pide su ayuda para proteger a Alba Xala, una joven poetisa e historiadora,
especializada en el movimiento obrero e independentista vasco de ambos lados de
la frontera, cuyo compañero ha fallecido en una explosión que, según fuentes
policiales, ha sido producida por él mismo cuando elaboraba una bomba destinada
a cometer un acto terrorista, motivo por el que buscan a la protegida del
sacerdote.
Pese a su condición de policía, y
aprovechándose de que nadie se fija en él gracias a la fama negativa que
acarrea desde hace tiempo, Irrigaray decide ayudar a su amigo, lo que le pondrá
en contacto con la historiadora y le obligará a cruzar en varias ocasiones la
frontera que separa las provincias vascas del norte de las del sur, despertando
la hostilidad y desconfianza de ciudadanos de ambos lados, sin que ello llegue
a desanimarle pese a darse cuenta de que tras ambas muertes, la del viejo
policía francés y la del joven compañero de Alba Xala, hay más de lo que
parece. Algo que desde hace muchos años ha intentado ocultarse, relacionado con
las actividades de ETA y su contrapunto, la guerra sucia.
Irrigaray, contra todo pronóstico, desvelará
el misterio que se esconde entre las dos muertes, en una novela sin
concesiones, pese al contenido paródico que en apariencia podría desprenderse
de la personalidad de su protagonista, que nos retrotrae a una época convulsa
de Euskadi. Sin maniqueísmos, simplemente poniendo negro sobre blanco algo que
quizás nunca ocurrió, porque estamos ante una obra de ficción, pero que podría
haber ocurrido perfectamente sin que a nadie le extrañara. Simplemente
escribiendo una historia que merece la pena ser leída.
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