viernes, 25 de septiembre de 2009

FERIA DEL LIBRO DE OCASIÓN DE VITORIA-GASTEIZ

La cigarra consume el best-seller de temporada. La hormiga construye poco a poco su biblioteca. El lector vitoriano tiene tiempo desde hoy y hasta el 12 de octubre -El Pilar, pero no el de Ken Follett- para hacer acopio de libros con que afrontar el invierno. O más allá. Vuelve un clásico -bendito déjà vu - de los paisajes locales. El tramo de la Avenida de Gasteiz que se deja observar por la fachada del palacio Europa es sinónimo de la Feria del Libro de Saldo y de Ocasión.
Diga XXIII. Y póngase a leer. La ocasión la pintan cerca, en un conclave céntrico en el que -novedad- también hace parada este año ese nuevo vecino, el tranvía. Sus pasajeros podrán hacer un alto en el camino en el inmediato andén y visitar la treintena de stands que vuelven a ofrecer al ciudadano páginas de saber y entretenimiento.
Cercana, variada... y, sobre todo, barata. La característica esencial, la que acerca a las hormigas literarias y a los lectores pasajeros -de tranvía, o no- hasta la Avenida es el atractivo del P.V.P. "El precio ya no es excusa para no leer", afirma Asier Muniategi, coordinador de las Ferias del Libro de Euskadi. Y es que, desde 1 euro, los libros esperan adopción en nuevas baldas.
¿Cómo alcanza un libro este precio? Se puede entender de dos formas. Como castigo o como indulto. El editor sentencia. Es él quien marca el traslado de un título a este nuevo circuito "cuando decide que ya no tiene recorrido en el mercado de novedades". La dinámica comercial apenas mantiene durante unos días a las publicaciones -salvo excepciones apoyadas por marketing o ventas- en los lugares preferenciales de las librerías. Por eso, el libro puede sentir la vergüenza del entierro, relegado a oscuras baldas, o, a pesar de la tristeza de abandonar su hábitat natural, disfrutar el paso a esta nueva estancia vital, que puede suponer la salida a muchos ejemplares. La otra opción es pasar por el cadalso y ver atravesados sus párrafos -de manera, paradójicamente, literal- por el filo de la guillotina.
Estas ferias, por tanto, se convierten en una segunda oportunidad para libros que aún no han contado su historia. Y en la primera para lectores ávidos de chollos con que completar su biblioteca o inventar un regalo. El perfil no ha variado con los años. Las preferencias locales siguen siendo las mismas: novela, gastronomía -la micología manda-, historia -preferentemente local-, libro infantil y juvenil...
Las hormigas saben bien donde encontrar el grano, las páginas con vocación de ser recicladas por sus pupilas, salvadas del silencio eterno. "Hay mucha gente que aprovecha este tipo de ferias para acumular material", reconoce Muniategi, "gente que va a intentar encontrar aquellos libros que le han interesado a un precio razonable". Y tanto. Como mínimo, la factura se reduce a la mitad, con lo que el zurrón se puede llenar el doble amenazando con desbordar mesillas. León y Málaga -Valladolid descansa- repiten como presencias foráneas en un compendio dominado por las librerías vascas: Bizkaia (12), Gipuzkoa (8), Álava (5) y Navarra (2). El toque exótico llega desde Perú, con los sempiternos libros en miniatura.
La feria arranca hoy -con un día más que el año pasado, un total de 18- y también tiene otras cifras, las de sus horarios: de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 horas, con un plus de media esfera los sábados, domingos y festivos. Las hojas del otoño, aunque apenas lo dejan entrever, ya han comenzado a caer. En la Avenida Gasteiz se posan ya en nuevas manos, con el hormigueo que sucede a toda buena compra.
No tiene las traineras o el Zinemaldia como reclamos, pero Gasteiz toma el relevo de la feria donostiarra con fuerza. "Aquí siempre ha tenido gran acogida y animamos a la gente a que se dé un paseo", afirma Muniategi, poniendo el 'FIN' a la puesta de largo... O quizás sea mejor verlo como un prólogo.
Noticia aparecida en el diario "Noticias de Álava"

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