Esta tarde a las ocho en Bilbao, en la sede de Caja Laboral (Gran Vía, 2), el periodista deportivo Gabriel Gascón presentará su novela Mi batalla contra la artritis reumatoide.
ARTÍCULO APARECIDO EN EL DIARIO 2EL CORREO2 EL 26 DE OCTUBRE DE 2009 (REDACTORA: M. JOSÉ CARRERO): Ser pequeño y enclenque obligaba a Serafín Navarro Rodríguez a buscarse la vida para compensar la falta de potencia física cada vez que jugaba al fútbol con los amigos. Así arranca un libro escrito por el periodista Gabriel Gascón que se presentará mañana en Bilbao con el respaldo de la Asociación de la Prensa Deportiva. Serafín, el protagonista de la novela que logró llegar a la cumbre del fútbol internacional, es en realidad el 'alter ego' de Gascón, ya que comparte con su creador la misma enfermedad: artritis reumatoide, una dolencia que afecta a las articulaciones, siendo las muñecas, los dedos de las manos, las rodillas, los pies y los tobillos las partes del cuerpo más afectadas. Y que en el caso del autor -redactor durante 23 años de la sección de deportes del periódico El CORREO- ha resultado muy agresiva e invalidante.
Aunque el título original del libro era Rebelión en la sangre, Gabriel Gascón se ha decidido por un título más directo, como es Mi batalla contra la artitris reumatoide, con una única pretensión: llamar la atención de otros enfermos. Así, el relato tiene dos objetivos: ayudar a los enfermos y entretener a los sanos. Para ello, la novela mezcla el deporte y la medicina.
El calvario de dolores que lleva a Serafín Navarro, el protagonista, a un peregrinaje de médicos, hospitales y curanderos es el mismo itinerario que Gabriel Gascón ha realizado desde que, a los 47 años, empezó a notar que una pierna no iba bien. Fue en 1990, al volver del Mundial de Italia, cuando se desató la enfermedad. Estuve de verano a diciembre arrastrando una pierna, recuerda.
Defensor a ultranza de la medicina tradicional, el periodista llegó a viajar a Madrid para que le viera un especialista. Me dijeron que era el mejor. El diagnóstico fue demoledor: No me dio ninguna esperanza. Me dijo que si él supiera curar esto, le daban el Nobel. Como las desilusiones se sucedieron a la vez que crecían los dolores, Gascón acabó recurriendo a las terapias alternativas, desde la acupuntura a la homeopatía, con resultados poco satisfactorios. La sucesión de «chascos» le llevó hasta los curanderos, pese a haber sido siempre un detractor, pero la desesperación es la desesperación, comenta.
Así fue como este periodista empezó a aplicarse un tratamiento natural que él mismo no tiene empacho alguno en calificar de «raro», pero que ha conseguido librarle de bastante sufrimiento. Se trata de introducirse en una bañera con agua a 44 grados de temperatura, después de haber lavado en ella lana de oveja recién esquilada y luego dormir envuelto en una manta.
La cosa funcionó hasta el punto de que, después de un tiempo utilizando esta terapia, los temibles brotes de la enfermedad se redujeron a dos o tres al mes, cuando hasta entonces habían sido casi diarios. El periodista aún no ha encontrado una explicación científica a este remedio, pero para él, la lanolina, el producto químico que suelta la lana, es el mejor inmunodepresor que he tomado hasta ahora.
Como Gascón, el protagonista de la novela -que resultó finalista del Certamen del Libro Deportivo del periódico 'Marca'-, sabe mucho de curanderos. Las papillas de apio y leche que se aplica en los codos han sido bastante más eficaces que la lista interminable de pastillas que ha ingerido. Después de 13 operaciones en 19 años en las caderas, rodillas, ojos y vegija, el autor recurre lo mismo a los remedios naturales que a los medicamentos, con tal de poder controlar la enfermedad y ganar un poco en calidad de vida. Es que yo compro el desayuno y la cena en la farmacia, bromea para decir que toma 17 pastillas diarias: 10 por la mañana y 7 por la noche.
Pero Gabriel Gascón no se rinde. A sus 66 años, pelea cada día por seguir de pie y andando, aunque sea con dificultades. No es para menos. Por algo ha sido redactor del Athletic, además de seguir a la selección española de fútbol y testigo directo de varios Mundiales. Por eso, el protagonista de su novela, Serafín, tampoco tira la toalla. La última ilusión del periodista es que este libro pueda ayudar al algún enfermo de artitris.
ARTÍCULO APARECIDO EN EL DIARIO 2EL CORREO2 EL 26 DE OCTUBRE DE 2009 (REDACTORA: M. JOSÉ CARRERO): Ser pequeño y enclenque obligaba a Serafín Navarro Rodríguez a buscarse la vida para compensar la falta de potencia física cada vez que jugaba al fútbol con los amigos. Así arranca un libro escrito por el periodista Gabriel Gascón que se presentará mañana en Bilbao con el respaldo de la Asociación de la Prensa Deportiva. Serafín, el protagonista de la novela que logró llegar a la cumbre del fútbol internacional, es en realidad el 'alter ego' de Gascón, ya que comparte con su creador la misma enfermedad: artritis reumatoide, una dolencia que afecta a las articulaciones, siendo las muñecas, los dedos de las manos, las rodillas, los pies y los tobillos las partes del cuerpo más afectadas. Y que en el caso del autor -redactor durante 23 años de la sección de deportes del periódico El CORREO- ha resultado muy agresiva e invalidante.
Aunque el título original del libro era Rebelión en la sangre, Gabriel Gascón se ha decidido por un título más directo, como es Mi batalla contra la artitris reumatoide, con una única pretensión: llamar la atención de otros enfermos. Así, el relato tiene dos objetivos: ayudar a los enfermos y entretener a los sanos. Para ello, la novela mezcla el deporte y la medicina.
El calvario de dolores que lleva a Serafín Navarro, el protagonista, a un peregrinaje de médicos, hospitales y curanderos es el mismo itinerario que Gabriel Gascón ha realizado desde que, a los 47 años, empezó a notar que una pierna no iba bien. Fue en 1990, al volver del Mundial de Italia, cuando se desató la enfermedad. Estuve de verano a diciembre arrastrando una pierna, recuerda.
Defensor a ultranza de la medicina tradicional, el periodista llegó a viajar a Madrid para que le viera un especialista. Me dijeron que era el mejor. El diagnóstico fue demoledor: No me dio ninguna esperanza. Me dijo que si él supiera curar esto, le daban el Nobel. Como las desilusiones se sucedieron a la vez que crecían los dolores, Gascón acabó recurriendo a las terapias alternativas, desde la acupuntura a la homeopatía, con resultados poco satisfactorios. La sucesión de «chascos» le llevó hasta los curanderos, pese a haber sido siempre un detractor, pero la desesperación es la desesperación, comenta.
Así fue como este periodista empezó a aplicarse un tratamiento natural que él mismo no tiene empacho alguno en calificar de «raro», pero que ha conseguido librarle de bastante sufrimiento. Se trata de introducirse en una bañera con agua a 44 grados de temperatura, después de haber lavado en ella lana de oveja recién esquilada y luego dormir envuelto en una manta.
La cosa funcionó hasta el punto de que, después de un tiempo utilizando esta terapia, los temibles brotes de la enfermedad se redujeron a dos o tres al mes, cuando hasta entonces habían sido casi diarios. El periodista aún no ha encontrado una explicación científica a este remedio, pero para él, la lanolina, el producto químico que suelta la lana, es el mejor inmunodepresor que he tomado hasta ahora.
Como Gascón, el protagonista de la novela -que resultó finalista del Certamen del Libro Deportivo del periódico 'Marca'-, sabe mucho de curanderos. Las papillas de apio y leche que se aplica en los codos han sido bastante más eficaces que la lista interminable de pastillas que ha ingerido. Después de 13 operaciones en 19 años en las caderas, rodillas, ojos y vegija, el autor recurre lo mismo a los remedios naturales que a los medicamentos, con tal de poder controlar la enfermedad y ganar un poco en calidad de vida. Es que yo compro el desayuno y la cena en la farmacia, bromea para decir que toma 17 pastillas diarias: 10 por la mañana y 7 por la noche.
Pero Gabriel Gascón no se rinde. A sus 66 años, pelea cada día por seguir de pie y andando, aunque sea con dificultades. No es para menos. Por algo ha sido redactor del Athletic, además de seguir a la selección española de fútbol y testigo directo de varios Mundiales. Por eso, el protagonista de su novela, Serafín, tampoco tira la toalla. La última ilusión del periodista es que este libro pueda ayudar al algún enfermo de artitris.
Hemos encontrado una cura para esta enfermedad. El remedio se llama MMS mineral y fue descubierto por un tal Jim Humble. Parece increíble pero es cierto así que hemos hecho un Blog extenso sobre el tema, espero que puede ayudar:
ResponderEliminarhttp://mms-salud.blogspot.com/
Gracias. Hasta hoy no había visto vuestra respuesta. Voy a probar. Espero sea positivo. Gracias nuevamente.
EliminarGabriel.