El próximo domingo, de 10 a 14 h, abrimos para celebrar no uno sino dos aniversarios, de Elmore Leonard y Julián Ibáñez. Dos grandes narradores que comparten la injusticia de no ser lo suficientemente leídos, sin reconocer el mundo original que han creado. No se parecen a nadie, ni entre ellos. Si Leonard debería ser obligatorio leerlo cuando alguien hable de diálogos, Julián Ibáñez, es nuestra respuesta cuando alguien nos pide, algún autor español que se acerque a la sordidez moral de Thompson.
Ambos han escrito mucho, y han tenido la mala suerte de publicar en varias editoriales, sin encontrar el pleno apoyo de ninguna. Sus últimas novelas están editadas por Alianza, en el caso de Leonard, y por Alrevés, en el caso de Julián Ibáñez.
Les invitamos a un vermut de La Barceloneta, el domingo, mientras hablamos de sus libros.
Elmore Leonard, http://www.negraycriminal.com/index.php?view=lists&iau=408
Julián Ibáñez, http://www.negraycriminal.com/index.php?view=lists&iau=865
Si están por Madrid, entren en nuestro blog, consulten el programa de Getafe Negro, y no duden en acercarse, a cualquiera de las actividades que ofrecen.
Indridason, un narrador negrocriminal, pronuncia el discurso inaugural de la Feria de Frankfurt. Impensable por estos lares. Andrea Camilleri, doctor honoris causa por la Universidad de Liguria.
Lógico, normal. Sin prejuicios.
Aquí en nuestro país había un rumor que a Paco Ignacio Taibo II lo iban a hacer honoris causa por la Universidad de Oviedo, pero parece ser que no es así.
En Booket, se llamaba La Taberna del puerto, pero en las viejas ediciones de Caralt y Albor, era A la cita de los Terranovas. La primera novela de Maigret era Piotr el letón. Aquí, al principio, Molino la castellanizó como Pedro el letón, pero después Caralt, decidió que mejor titularla La muerte ronda a Maigret.
Nuestra recomendación de hoy es la segunda novela que escribió Edward Bunker, uno de los escritores preferidos de James Ellroy, y nuestro, que escribe de forma más clásica, pero con la potencia y la rabia que da haber estado más de veinticinco años en la prisión de San Quintin.
La fábrica de animales, con traducción de Laura Sales Gutiérrez (puesta en la cubierta del libro, como deberían hacer todas las editoriales), nos habla de Ron Decker, joven de buena familia, que acaba con sus huesos y con su alma en la temible San Quintín. Y aprende. Es necesario aprender. “Ser un tipo duro era un estado mental, era la capacidad de robarle la vida a alguien sin tener el más mínimo escrúpulo. Ahora sabía que él era capaz de hacerlo”.
La fábrica de animales, la edita Sajalín editores. Como siempre, bien editada, maquetación agradable para palabras perturbadoras. Ya no se escriben novelas (porqué es un novela) cómo esta.
Les esperamos el domingo, si están por Barcelona.
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