Mikel Goikoetxea, más conocido como Goiko, antaño uno de los mejores investigadores de la Ertzaintza, la policía autónoma vasca, trabaja de detective desde que, tras ser objeto de una falsa acusación, se vio obligado a solicitar la excedencia. Pese a que finalmente consiguió limpiar su nombre y ser rehabilitado, decidió continuar trabajando por su cuenta para, de ese modo, aceptar tan sólo los casos que le interesaran. Por eso, pese a sus dudas iniciales, accede a ayudar a una joven periodista que desea realizar un reportaje sobre el tráfico de drogas en Euskadi y sus consecuencias, aunque en realidad su auténtico interés es diferente, averiguar cómo y por qué murió (¿asesinada, suicidio, accidentalmente por inyectarse heroína en mal estado?) una amiga a la que estaba muy unida.
Aunque Goiko se percata enseguida de que lo del reportaje no es más que una tapadera inventada por la periodista, la joven y el asunto empiezan a interesarle tanto que decide continuar con la investigación y pronto se dará cuenta de que no sólo la amiga de su clienta sino unos cuantos jóvenes más han fallecido en Bilbao en extrañas circunstancias, aparentemente por sobredosis, en los últimos tiempos, de un modo tan discreto e imperceptible que ni la policía ni los jueces han considerado necesario entrar a fondo el asunto.
Paralelamente uno de los médicos forenses más respetados de la ciudad empieza a inquietarse porque la mayoría de las muertes que requieren la intervención judicial se producen cuando él está de guardia. Al principio considera que se trata tan sólo una coincidencia, pero pronto empieza a sospechar que quizás su novia esté detrás de ese incremento en el número de fallecimientos, ya que sus relaciones sexuales mejoran considerablemente cuando ella sabe que él acaba de realizar una autopsia. Y suele saberlo incluso cuando él no la ha avisado con anterioridad.
La investigación que realiza Goiko y la que por su cuenta iniciará el forense para averiguar si su novia es responsable del exceso trabajo que padece en los últimos meses, acabarán confluyendo de un modo sorprendente, pero totalmente coherente.
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