José Javier Abasolo nos traslada al Londres de 1888, al barrio de
Whitechapel donde las muertes violentas de cinco mujeres tienen escandalizada a
la sociedad y a la Scotland Yard. En ese contexto llega a la capital británica
un joven vasco, que no es otro que Sabino Arana, cuyo estado anímico no es el
mejor y está allí para animarse y de paso aprender inglés. Acompañando a su
amigo, se convertirá en una especie de Watson para investigar los crímenes.
Jack el
Destripador es, probablemente, el personaje de terror más famoso de la
historia, y tal vez por el hecho de que existió de verdad y su identidad nunca
salió a la luz resulta tan atractivo para las creaciones literarias y
cinematográficas. Ahora es José Javier Abasolo quien se anima a ofrecer su
propia versión de la historia, siempre desde la ficción, en “El juramento de
Whitechapel” (Erein).
La característica principal de esta novela nos la
adelanta su portada: un rostro con semblante serio, barbudo y con txapela
ladeada. El propio Sabino Arana forma parte de este texto policiaco
sustituyendo al habitual en las novelas de Abasolo, el detective Goikoetxea.
«Ya que la historia gira en torno a un personaje
histórico decidí que el investigador también fuera real». Y se puso a buscar
aquellos que le encajaban. «Simplemente Sabino Arana es el personaje ideal. Hay
muchos personajes que podrían valerme, pero como soy de aquí...», explicó. Sin
embargo, quiso dejar claro que ha procurado tratarle con respeto, «ni para
alabarle ni para atacarle».
La trama comienza cuando en 1888 un joven Sabino
Arana se encuentra perdido tras el fallecimiento de su padre y la no
consecución de una beca. Es entonces cuando su hermano le propone viajar a
Londres para aprender inglés. Su llegada coincide con una serie de asesinatos
en el barrio de Whitechapel a manos de un autor al que no le ponen cara, pero
todos empiezan a llamar Jack el Destripador.
A Sabino Arana aquello no parece interesarle
demasiado, pero el hijo de su tutor se enfrasca en la investigación y arrastra
al protagonista vasco. «No es tanto un Sherlock, sino un Watson», aseguró el
escritor.
En todo momento Abasolo deja claro que “El juramento
de Whitechapel” es una novela, que lo que se relata en ella no ha ocurrido,
aunque ha intentado que sea verosímil. Por ello, cree que Sabino Arana no sabía
inglés pero probablemente sí sabía francés, que era la lengua que se usaba para
las relaciones diplomáticas en Europa. Así, se comunica con su amigo en francés
hasta que consigue dominar el inglés. «Incluso dice frases en euskara porque a
su amigo le parece un idioma mágico que espanta a los enemigos», aseguró
Abasolo. En cuanto al viaje de Arana, no está documentado pero es posible que
visitara Londres dado que provenía de una familia acomodada y ya había viajado
a otras ciudades.
En cuanto a la figura de Jack el Destripador, hay
varias teorías sobre su identidad. Una de ellas, la más interesante para los
escritores y cineastas, es que la policía sabía quién era pero que nunca lo
arrestaron porque tenía relación con la realeza. «Nunca pensé que escribiría
sobre este tema porque ya está muy raído pero vi una oportunidad», comentó.
Aunque en la novela no aparezcan abiertamente las
ideas políticas de Arana, sí las deja entrever: «Juego con una ventaja; es el
Sabino Arana anterior a la popularidad. Ya está el germen de sus ideas
políticas pero quedan difuminadas», manifestó. Una de las partes en las que
esto es más explícito es en la que se relaciona con los irlandeses.
Por otro lado, se ha tomado algunas licencias que ha
ajustado al contexto. «He hecho mi interpretación de cómo pudo haber sido él
con 23 años. Hay una parte en la que se enamora y eso influye en lo que está
pasando. Va del catolicismo integrista al Londres victoriano y se siente
constreñido por sus propias creencias», contó.
(Artículo publicado en el diario GARA. Redactora: Nagore Belastegi. https://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/editions/2019-06-02/hemeroteca_articles/un-joven-sabino-arana-persigue-al-sanguinario-jack-el-destripador)
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