martes, 2 de marzo de 2010

PRESENTACIÓN EN GALDAKAO DEL POEMARIO "ANÓNIMO VIAJERO", DE OCTAVIO FERNÁNDEZ ZOTES

El escritor Octavio Fernández Zotes presentará hoy martes en Galdakao (Torrezabal Kultur Etxea), a partir de las 20,00 horas, su tercer poemario, Anónimo viajero.
El autor justifica esta tercera entrega de su obra, después de En las zarzas del camino y Memorial inacabado como el resultado de inquietudes personales: Cuando uno se ha pasado la vida buscando afanosamente la utilidad, la aplicación provechosa de lo útil a la vida práctica, llega un momento en que piensa que no estaría demás tratar de encontrarle utilidad a lo inútil, como parece ser que es la poesía. Y es que últimamente ha hecho fortuna lo de definir la poesía como algo inútil y en el mejor de los casos como una inutilidad necesaria. Este Anónimo viajero piensa por el contrario que, como ser humano, la poesía no le es inútil; le sirve al menos: moralmente, para vivir, culturalmente para ensanchar y afianzar su saber, y estéticamente, para gozar.
El actocontará con la presencia de Ibon Uribe, teniente alcalde del Ayuntamiento de Galdakao, junto a Mikel Toral, director de Promoción Cultural del Gobierno Vasco, y la profesora María José Plaza. La presentación se cerrará con la intervención de la rapsoda Carmen Martínez, que recitará varios poemas del libro.

Reseña de Miguel Baquero aparecida en el blog "La tormenta en un vaso": Anónimo viajero, el último libro de poesías de Octavio Fernández Zotes (Cabañeros, 1935) es, en gran medida, y como indica el título, la crónica de un viaje interior, el relato metafórico de un periplo que se inició con la pregunta: ¿Hay vida en la poesía? Como el anónimo viajero que tantas veces puede haberse planteado esta pregunta, Fernández Zotes, una vez terminada su carrera profesional, decidió internarse en esa vertiginosa pasión ante cuyas puertas tantas veces y durante tantos años había retrocedido. Situado ante ese umbral, Fernández Zotes confiesa sobre el papel sus temores y, con los primeros pasos, la maravilla que le aturde al sentir que algo, difusamente, se concreta.
Parece inválido, / pero un enigma, / en trance de poema, / emerge, y muestra su impaciencia / por desbrozar la prosa, / por horadar salida a la muralla.
A la búsqueda de ese “algo” que parece esconderse siempre en la siguiente página, hay en todo este libro, Anónimo viajero, un sentido de vagar hacia delante, de caminar con la mirada despierta, “en trance de poema”, en el afán primero de capturar el poema que parece aletear delante de él y verterlo sobre el folio diseccionado. Pronto, sin embargo, entiende el poeta que la poesía, quizás, dejé de serlo en el momento que se consigue dominar:
Dentro del alma se consumen / las últimas palabras, las imágenes / brillantes como brasas, / retóricas metáforas que arden / y sólo dejan un silente polvo gris / de tedio y calma.
Pronto entiende que para continuar “ese viaje en espiral” que ha emprendido hacia un centro que siente palpitante, es necesario despojarse de las expresiones brillantes, de los versos asombrosos, de todo el aparato externo de la poesía. Y es partir de entonces cuando el poeta, despojado de todo, anónimo, comienza el auténtico viaje.
Un viaje entre objetos que parecen sin sentido, “mariposas heridas por la espera”, sin el recurso a disculpar, edulcorar, disfrazar los hechos ocurridos para que no resulten crueles, para que el pasado no dañe “cruelmente, como una segur que hiere a ciegas”. Un ambiente que, lejos de hermoso, visto con ojos claros y sinceros parece un largo y desagradable desfiladero que se va cerrando en torno del poeta, a quien sólo mantiene en el camino en esos momentos
la ávida impaciencia / hacia el misterio que se oculta en la neblina / del otoño eterno de Vallejo», un final que no ve pero que adivina que se estremece ante el rumor “del hombre que se acerca”, aunque sólo sea para descubrir que «hablando como Rilke, / hay ángeles tan bellos que te matan / con el abrazo.
Este es otro de los rasgos del Anónimo Viajero según avanza en su indagación: el reconocimiento y la admiración hacia los que le precedieron en el camino por entre escarpadas paredes, más allá de donde terminan los cantos de las sirenas.
A veces veo brillos / de auroras boreales / que se acercan deprisa / y marcan un camino, / más luego se oscurecen / y el camino se borra.
En determinado momento, se detiene para expresar su impotencia por no saber, seguramente, mirar en torno con esa claridad y esa sensibilidad con que miraron otros, con no saber
desentrañar, en el alfoz del tiempo, / el santo y seña que permita / respirar el viento fácilmente, sin asfixia.
Detenido en el “intermezzo” de su camino, se pregunta el poeta
¿de qué horizonte llegan las melodías de Mahler? (…), ¿Por qué remonta el vuelo / a cielos infinitos el pincel de Chagall?
El viaje prosigue, el camino se estrecha, todo ese largo y cansado periplo parece conducir al fin no a otro lugar sino al punto de partida, al interior de uno mismo:
Busco sentimientos comunes / en el ancestral legado de los verbos. / Y sólo encuentro / fingidos versos hiperbólicos que dejan / sensación de hambre y de hastío.
Murió la poesía. / Tan sólo queda la belleza que nace del desgarro, / del grito insufrible de la sangre; / de la carne rota por el filo invisible / de la navaja cortante de la vida.
Pero al fin, y pese a todo, aun queda una última esperanza. Aún debe quedar una última esperanza. Una esperanza para la que Fernández Zotes recurre a las palabras de Luther King:
Si supiera que el mundo acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Es la esperanza de la ilusión, del asombro diario,
hasta dejar colmado el espacio comprendido / entre una nada que forma ya parte del pasado / y otra nada que ha de venir y aún no ha venido.
Y aunque pueda parecer, por todo ello, que ha sucedido un viaje frustrado, Anónimo viajero es, por su sinceridad, por su honestidad y por la profundidad que busca, un magnífico libro de poesía.

4 comentarios:

  1. Javier, me alegro que hayas reseñado la presentación del libro de Octavio Fernández Zotes, porque además de un gran poeta es un mejor amigo.

    Saludos
    Amado Gómez Ugarte

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  2. Gracias Javier, por esta reseña inesperada. Corren malos tiempos para la lírica y cualquier ayudita es bienvenida.

    Un saludo.

    Octavio

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  3. En realidad la reseña no es mía, sino de Miguel Baquero, a cada uno lo suyo, yo me he limitado a transcribirla, pero eso sí, la he transcrito muy a gusto, añadiendo la noticia de la presentación. Por lo demás,este blog, ya sabéis, está a vuestra disposición.

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  4. Octavio, mi querido amigo Octavio, además de poeta, mucho más que poeta, es un grandísimo ser humano. Y eso se refleja en lo que escribe.

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