Título: JOE LOUIS, 10 Y K. O.
Título
original: DOWN FOR THE COUNT
Autor: STUART M. KAMINSKY
Editorial: JÚCAR
Colección: ETIQUETA NEGRA
Trama: Cuando un detective se encuentra por casualidad
con el campeón mundial de los pesos pesados e ídolo del ring, Joe Louis,
contemplando el cadáver de un hombre que ha sido asesinado, decide intervenir
para descubrir qué ha ocurrido. Dos razones le moverán a ello. La primera, que
cree en la inocencia del boxeador. La segunda, que el fallecido es el nuevo
marido de su exmujer, lo que puede complicarle las cosas. Mientras tanto, la II
Guerra Mundial está en marcha y en California temen que los japoneses puedan
bombardearles.
Personajes: Toby Peters, detective privado que acostumbra
a trabajar para estrellas del espectáculo, Joe Louis, personaje real que fue
campeón mundial de boxeo en la categoría de los pesos pesados, Meara, policía
que cree en la violencia como medio de resolver sus casos y no siente ninguna
simpatía por Peters, obsesionado porque su hijo esté luchando en la guerra, Gunther,
amigo de Peters, con el que comparte pensión, de perfil mucho más intelectual y
de muy baja estatura, aunque siempre dispuesto a ayudarlo, Parkman, promotor de
boxeo de medio pelo, que no desea meterse en líos, Anne, exmujer de Peters, con
el que mantiene una buena relación, y esposa del hombre asesinado, Sheldon
Minsk, dentista bastante torpe con el que Peters comparte oficina, Lipparini, jefe
mafioso cuya divisa es “deudor muerto no paga”, lo que no quiere decir que no
recurra a la violencia si lo considera conveniente.
Aspectos
a Destacar: Stuart Kaminsky acostumbra a
situar sus novelas en los años 40 con personajes reales, normalmente vinculados
al mundo del cine, aunque también a otras actividades. En el presente caso
utiliza la figura del campeón de los pesos pesados, Joe Louis, para crear una
trama en la que está muy presente algo que ha sido un clásico en el género
negro norteamericano, sobre todo en sus comienzos, el boxeo.
La Frase: El mundo ya no es lo suficientemente grande
para esconderse, Peters --dijo Hodgdon, alargando la mano para servirme más
cerveza--. Sales de casa por la mañana y te arriesgas a que una camioneta de
reparto te haga papilla los riñones. No, es preferible tener que bailar de vez
en cuando sobre cristales rotos a, por precaución, no acercarse nunca a una
botella.
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