El granadino Jesús Lens (a la izquierda) y el alicantino Fran Ortiz (a la derecha) son de las personas que, por separado, más saben de cine, cómic, viajes y novela negra en este país, así que cuando de repente y sin previo aviso se juntan para perpetrar un “libro de cine” (tanto en su sentido real, porque de eso va Hasta donde el cine nos lleve, como figurado, porque es un libro estupendo) pues les sale un ensayo con el que pueden disfrutar hasta quienes hace años no se mueven del salón de su casa, no ya para explorar nuevos continentes sino ni siquiera para acudir a una sala cinematográfica. Pero no importa, precisamente para suplir esas carencias pueden leer Hasta donde el cine nos lleve.
HASTA DONDE EL CINE NOS LLEVE:
Viajar es vivir, aprender, conocer, crecer, descubrir. Pero frente al género literario de los libros de viajes, definido y cultivado desde hace cientos de años, en el ámbito cinematográfico nunca decimos que hemos visto una película de dicho género. Así y todo, ¿podríamos hablar de un cine de viajes? Precisamente de eso trata Hasta donde el cine nos lleve: de películas que cuentan un viaje físico y de otras en las que este es también espiritual o emocional. Viajes célebres o anónimos que, en cualquier caso, siempre resultarán excitantes, ya que a través de este cine de viajes vamos a descubrir hermosos paisajes y paisajes desolados, aventuras sin límite y desventuras al límite, pasiones irrefrenables y emociones a raudales. Ya sea por placer o por necesidad, el ser humano es viajero por naturaleza. Si en sus orígenes la búsqueda de alimentos le obligaba a ser nómada, el hombre del siglo XXI tiene puestas sus miras en mundos que no están en este sino en el espacio exterior. Así, Hasta donde el cine nos lleve relata la odisea definitiva del homo itinerantis en la gran pantalla, de la Prehistoria de En busca del fuego al lejano futuro de Dune, así como realiza un somero repaso a la historia del séptimo arte, de Viaje a la Luna de Georges Méliès a Vicky Cristina Barcelona de Woody Allen, pasando por el cine de aventuras, el western clásico, las road movies o el cine de terror actual. Un viaje doble en el que el lector comprenderá, como Paul Bowles y Bernardo Bertolucci, que no es lo mismo ser turista que viajero, y que en la mayoría de los casos –y este libro no es una excepción– es el camino y no el destino lo que de verdad importa.