Cómo me convertí en un muerto es una novela de carácter psicológico que analiza la situación de tres personas que se encuentran en un momento muy complicado de sus vidas y cómo estas van evolucionando en este proceso. Toda la historia tiene su inicio en un punto de partida trágico y desconocido que altera por completo la percepción que estas personas tienen de la vida. Desde este momento todas sus concepciones sobre la vida, la moral y la justicia se desmoronan y los personajes se enfrentan a una falta de sentido que les hace revelarse de forma silenciosa contra una sociedad a la que consideran culpable de sus destinos. Poco a poco, y pese a la fortaleza psicológica y racional de los protagonistas, la vida se va desmoronando paulatinamente hasta dejar al descubierto a su alrededor un mundo desolado en el que sólo sus mentes se conservan intactas, y en el que la soledad toma cada vez un papel más importante y determinante: todo lo que les rodea, a su vez, les sobra. En esta situación, los lazos personales entre los tres protagonistas se fortalecen de tal manera que se convierten en el sustento único e imprescindible de sus vidas. El dolor les une y les hace entender al otro. Y de esta manera se va desarrollando una historia de vida que recompone a su vez un pasado oculto que explica sus desencantos actuales.
Entrevista publicada en el Diario de Navarra http://www.diariodenavarra.es/ el 4 de julio de 2011. Redactor: Ion Stegmeier.
Borja Monreal Gaínza tenía sus rutinas para escribir hasta que llegó a Angola. Ahora escribe en cualquier sitio. Nacido en Pamplona en 1984, y después de residir en Estella, Logroño, Madrid o Londres, ahora es el delegado de una empresa de telecomunicaciones en el país africano. Tiene muchas reuniones con gente del gobierno, le hacen esperar mucho, y él, entonces, saca su iPad y teclea lo que se le ocurre. Ahora acaba de publicar Cómo me convertí en un muerto, una novela que define como compleja, con muchos elementos psicológicos, que transcurre en Madrid. Monreal, licenciado en Periodismo por la Complutense, es colaborador de la sección La Aldea Global, en el suplemento La Semana Navarra de este periódico.
Al principio de la novela avisa con una frase enigmática: "Nunca sabremos si fuimos dignos de amor o de odio".
Esa frase es de la Biblia. En la novela, una persona reflexiona sobre lo que ha hecho. Básicamente, la novela trata de tres personas que se encuentran en un momento muy malo de su vida y cómo van interactuando. Ellos mismos se debaten entre qué es la justicia, qué es la moral y qué es la razón.
¿Por qué incluye a Álvaro Pombo en los agradecimientos del libro?
Porque yo trabajé con Álvaro durante dos años en dos novelas suyas. Álvaro no escribe, dicta. Él tiene una persona que transcribe. Yo trabaje cogiendo sus dictados y luego dándole mi opinión sobre lo que escribía. Durante ese tiempo terminé el primer libro que escribí, que era sobre el Congo, y a partir de ahí empecé a pensar, a darle vueltas, y he escrito esta novela. Me ayudó bastante porque vi lo que era un proceso de creación literaria.
¿Cómo ha sido la edición?
Terminé la novela, comencé a escribir otra y no hice nada con ella. Como estaba aquí, en Angola, me daba mucha pereza moverla. Solo la envié a una casa y me dijeron que estaba muy bien y que me la cogían para buscar editorial si cambiaba una serie de cosas. Yo estaba bastante envuelto en la novela que estoy escribiendo ahora, que es sobre Angola. Y se volvió a quedar atascada. Entonces un amigo me dijo que existía lo de Bubok [una editorial online], que si la novela era buena ellos corrían con los gastos. Ya está en algunas librerías.
¿Lo que ve en Angola le sirve de inspiración? ¿Incorpora lo que ve a las novelas?
A la novela que estoy escribiendo ahora, totalmente. Va sobre un periodo de la historia de Angola que fue bastante trágico, que fue una purga que hubo dentro del partido del gobierno en el año 78. Es un proyecto muy ambicioso porque es un periodo muy largo. Todo lo que hay aquí ayuda a escribir, porque es todo diferente.
Lleva tres años allí, ¿dónde se sitúa en el futuro?
Ahora me estoy planteando ir a otro destino. Yo creo que dentro de poco saldré de aquí para ir a otro sitio. Quizá al África occidental, Ghana, Gabon, o por ahí.
¿Está llegando a Angola algo de la oleada de revueltas del norte de África?
Queda bastante lejos pero sí que ha habido un intento de organización. Aquí es una cosa un poco extraña porque ha habido cuarenta años de guerra. El partido que está en el gobierno ahora está mayoritariamente apoyado por la población. Hubo unas elecciones en las que arrasó con el 85%. Pero están subiendo muchos los precios, está habiendo una serie de problemas sociales y está surgiendo un pequeño movimiento de jóvenes que están hartos de los políticos.
La vida tampoco es tan grave como en los países vecinos, ¿no?
Es el Dubai africano. Es un país que de repente ha empezado a tener unas cantidades de petróleo increíbles, hasta casi superar a Nigeria, y entonces es un país en el que el crecimiento económico es brutal pero el índice de desarrollo humano y lo que es la vida de la gente es penoso. Conviven la riqueza más extrema con la pobreza más extrema. La pobreza llegará aquí al 90% de la población, y el alquiler de un piso muy normal en el centro de la ciudad te cuesta 3.000 dólares al mes o 4.000.
Siendo delegado de una empresa de telecomunicaciones será interesante estar en un país así, no?
Es muy interesante sobre todo porque empiezan desde cero y con mucha voluntad de implantar tecnología de la información. Quieren ponerse al día en muy poco tiempo. Y, con dinero, se puede.