LA SOMBRA DE LA PASIÓN
Una buena novela negra no enseña sus
cartas hasta que resulta inevitable. Con frecuencia, dispersa las tramas, confunde
al lector con falsos culpables, ensombrece las pistas o las introduce
subrepticiamente. La última novela de José Javier Abasolo
consigue mantener la tensión manteniendo el desconcierto. Como ha de ser en el
género, la sospecha sobrevuela toda la narración, pero sin señalar culpables de
una manera contundente.
Además, el autor bilbaino consigue
desarrollar dos historias paralelas sin ningún atisbo aparente de convergencia.
Mientras que Goiko, el detective presentado en “Pájaros sin alas”, intenta
descubrir las causas de cierta muerte atribuida al consumo d heroína, un médico
forense descubre una curiosa relación entre los capítulos más álgidos de su
actividad sexual y sospechosos fallecimientos.
“La luz muerta” evidencia el buen oficio
del escritor y su capacidad para elaborar historias fieles al policiaco desde
entornos cotidianos. Su estilo irónico y el ritmo narrativo proporcionan un
indudable atractivo a un argumento pegado a la realidad aunque, sobre todo,
destaca la capacidad para dibujar dos personalidades tan antitéticas como las
del detective y el doctor, una figura bregada en el mundo del hampa frente a un
sujeto apocado que se debate en la peor de las circunstancias posibles, entre
la pasión y la sombra del delito.
Abasolo consigue reunirlos y poner de
manifiesto que, entre otras cosas, la verdad nunca es sencilla y pocas veces
nos complace.
Gerardo Elorriaga. Territorios de la Cultura
(suplemento cultural del diario EL
CORREO), 19 de mayo de 2012.