LA OBRA: Al escribir estas memorias militares colmo un deseo
que tuve siempre. Muchos hemos estado privados de poder exhibir nuestros
galones militares, que en mi caso fueron los de brigada del Ejército de Euzkadi
y los de teniente del arma de Infantería del Ejército Republicano de la Segunda
República española. La guerra hace que pierdas el respeto a tus semejantes. Al
principio eres una persona miedosa pero, poco a poco, te aficionas a la
aventura e incluso te ves atraído hacia todo lo macabro que anteriormente
merecía tu repulsa. La sangre es como una droga.
Cuando acaba la guerra
compruebas con pesar que ya no eres la misma persona. La dureza de la vida que
se impone al bando perdedor te obliga a seguir luchando sin descanso y no
puedes evitar que el odio que la guerra te inculcó se mantenga presente. Estás
obligado a vivir bajo la depuración y sabes que tienes en cualquier momento el
riesgo de sufrir un cautiverio penoso, que en mi caso duró treinta y cinco
largos meses.
La palabra ‘guerra’ debería
ser borrada de la mente de toda la humanidad por lo que representa y tendríamos
que sentir un gran desprecio por todas las personas violentas que no quieren
que vivamos en libertad. (Timoteo Casado).
EL AUTOR: Timoteo Casado fue agnóstico, comunista (a su
manera), buen técnico y sobre todo una muy buena persona. Su vida fue el
trabajo y la familia. Sus pasiones: la tarea bien hecha, la ciencia, el mar y
los viajes. Sus aficiones: la ópera, el Athletic de Bilbao, los crucigramas, el
baile, el dibujo, la bicicleta y, ya jubilado, la escritura. Es la persona con
el mayor sentido del honor que he conocido. (Javier Casado).