Félix de Ezperun es un pastor de ese pueblito, hoy abandonado, del valle de Elorz. Con 17 años le tocó vivir la invasión de las tropas francesas de Napoleón. Incitado por la muerte de su padre, el pastor Félix se lanzó al monte, guerrillero en la lucha contra los ocupantes. Félix de Ezperun ha salido de la cabeza de Ignacio Alli Turrillas, vecino del valle de Elorz de 32 años.
El hijo del ex presidente del Gobierno foral Juan Cruz Alli, casado y sin hijos, es un apasionado de la Guerra de la Independencia. Le he dado vueltas desde la adolescencia y siempre he pensado que sería interesante crear la historia de uno de los guerrilleros. A su primera novela Félix de Ezperun, un guerrillero del norte. Lobos del Norte I, que narra la transición del pastor al guerrillero, le seguirán otras dos, en las que el protagonista se moverá mucho.
Aunque los personajes son ficticios, ¿qué hay de real en ellos?
Hay anécdotas que he escuchado a gentes del valle, comportamientos que igual que se daban hace 70 años, se dieron hace 200. Ocurre sobre todo en el caso del pastor. La gente de Egüés me dice que he clavado las costumbres de ir al mercado a Pamplona con el ganado o de hacer cuadrillas de amigos en los pueblos de la sierra.
¿Por qué Ezperun?
Primero, porque la guerrilla de Javier Mina se gesta aquí, en la sierra. Además, me apetecía incluir al valle y Ezperun está deshabitado, es el pueblo más pequeño y más sencillo de reflejar.
¿Por qué esta época histórica?
Hoy no somos capaces de imaginarnos una región movilizada para expulsar a un enemigo por un ideal. O mejor dicho, por defender la tierra. Buena parte de la gente en Navarra era propietaria y los franceses les exigían una aportación mayor de la que ya tenían que ofrecer. Eso va en contra de sus medios de subsistencia. Se movilizan por necesidad, para que no les maten de hambre.
Sin embargo, ha trascendido la idea de una guerra nacional.
Se vende como una guerra en contra del francés, nacional. Otros querrían verla como una guerra más regional. La realidad fue la necesidad. Hubo idealismo, sí, como también hubo quien luchó por puro pillaje. Ninguna de las razones actuó sola. En Navarra los líderes lo tenían claro: hablan del país refiriéndose a Navarra, y encuadrándolo en la gran nación española. Pero los roncaleses, por ejemplo, se movilizan para acabar con quien pone en peligro su forma de pervivencia.
Uno de sus personajes es un estudiante que de principio simpatiza con los franceses.
Esteban es un idealista que desea que lleguen los franceses. Había una clase ilustrada que les recibe esperanzados. Algunos se vuelven afrancesados pero otros, como Esteban, se llevan un chasco. Descubren que los ideales se desintegran y que los representantes de la revolución sólo traen pillaje, abusos, ocupación....
¿Por qué una novela, y no un estudio histórico sobre la época?
La novela, guardando el rigor histórico, te permite fantasear y hacerlo entretenido. Un estudio histórico lo hubiera leído un 10% de quien sí ha leído la novela, que procura enganchar al lector y permite incluir la parte histórica.
¿Qué tal está la investigación de la guerra de la Independencia?
En los últimos años se ha investigado más. Sobre la época han escrito figuras como José María Iribarren, Arturo Campión, John L.Tone, Ortuño Martínez... Existen también muchos artículos. Pero se podría hacer mucho más. Ahora, que tenga aceptación... Si en 2008, que fue el 200 aniversario, no suscitó más atención, dudo mucho que lo haga ahora. Y entonces se hicieron muchos esfuerzos.
¿Está pensando en abordar otros temas que no sean la Guerra de la Independencia?
Hay una novela pendiente más naturalística, sobre animales. Y otras sobre tiempos más modernos. Le estoy cogiendo gusto a esto de escribir. Además, el libro ha gustado y eso anima.
El hijo del ex presidente del Gobierno foral Juan Cruz Alli, casado y sin hijos, es un apasionado de la Guerra de la Independencia. Le he dado vueltas desde la adolescencia y siempre he pensado que sería interesante crear la historia de uno de los guerrilleros. A su primera novela Félix de Ezperun, un guerrillero del norte. Lobos del Norte I, que narra la transición del pastor al guerrillero, le seguirán otras dos, en las que el protagonista se moverá mucho.
Aunque los personajes son ficticios, ¿qué hay de real en ellos?
Hay anécdotas que he escuchado a gentes del valle, comportamientos que igual que se daban hace 70 años, se dieron hace 200. Ocurre sobre todo en el caso del pastor. La gente de Egüés me dice que he clavado las costumbres de ir al mercado a Pamplona con el ganado o de hacer cuadrillas de amigos en los pueblos de la sierra.
¿Por qué Ezperun?
Primero, porque la guerrilla de Javier Mina se gesta aquí, en la sierra. Además, me apetecía incluir al valle y Ezperun está deshabitado, es el pueblo más pequeño y más sencillo de reflejar.
¿Por qué esta época histórica?
Hoy no somos capaces de imaginarnos una región movilizada para expulsar a un enemigo por un ideal. O mejor dicho, por defender la tierra. Buena parte de la gente en Navarra era propietaria y los franceses les exigían una aportación mayor de la que ya tenían que ofrecer. Eso va en contra de sus medios de subsistencia. Se movilizan por necesidad, para que no les maten de hambre.
Sin embargo, ha trascendido la idea de una guerra nacional.
Se vende como una guerra en contra del francés, nacional. Otros querrían verla como una guerra más regional. La realidad fue la necesidad. Hubo idealismo, sí, como también hubo quien luchó por puro pillaje. Ninguna de las razones actuó sola. En Navarra los líderes lo tenían claro: hablan del país refiriéndose a Navarra, y encuadrándolo en la gran nación española. Pero los roncaleses, por ejemplo, se movilizan para acabar con quien pone en peligro su forma de pervivencia.
Uno de sus personajes es un estudiante que de principio simpatiza con los franceses.
Esteban es un idealista que desea que lleguen los franceses. Había una clase ilustrada que les recibe esperanzados. Algunos se vuelven afrancesados pero otros, como Esteban, se llevan un chasco. Descubren que los ideales se desintegran y que los representantes de la revolución sólo traen pillaje, abusos, ocupación....
¿Por qué una novela, y no un estudio histórico sobre la época?
La novela, guardando el rigor histórico, te permite fantasear y hacerlo entretenido. Un estudio histórico lo hubiera leído un 10% de quien sí ha leído la novela, que procura enganchar al lector y permite incluir la parte histórica.
¿Qué tal está la investigación de la guerra de la Independencia?
En los últimos años se ha investigado más. Sobre la época han escrito figuras como José María Iribarren, Arturo Campión, John L.Tone, Ortuño Martínez... Existen también muchos artículos. Pero se podría hacer mucho más. Ahora, que tenga aceptación... Si en 2008, que fue el 200 aniversario, no suscitó más atención, dudo mucho que lo haga ahora. Y entonces se hicieron muchos esfuerzos.
¿Está pensando en abordar otros temas que no sean la Guerra de la Independencia?
Hay una novela pendiente más naturalística, sobre animales. Y otras sobre tiempos más modernos. Le estoy cogiendo gusto a esto de escribir. Además, el libro ha gustado y eso anima.