Cuando,
tras los escasos aunque meritorios antecedentes que anteriormente se habían
producido (Mario Lacruz y su novela El inocente o la serie de Plinio de
Francisco García Pavón) surge en la época de la Transición , con fuerza y, sobre
todo, con muchas ganas r ilusión, el género negro español, la inmensa mayoría
de las obras pertenecientes a dicho género se situaban en Madrid y Barcelona.
De alguna manera era algo lógico, por ser la novela negra eminentemente urbana
(no exclusivamente, autores como Jim Thompson o James Cain en los inicios
norteamericanos del género y el propio García Pavón en España, o actualmente
Dolores Redondo, ubican sus novelas en ambientes rurales) y ser ambas ciudades
las más importantes de España, al menos atendiéndonos a un criterio
demográfico, así como por estar radicadas en ellas las más importantes
editoriales del país.
Poco
a poco a ese centro bipolar, que aún sigue existiendo, se fueron uniendo nuevos
autores que desde Euskadi, Galicia, Aragón y casi todas las comunidades
autónomas, empezaron a utilizar el género negro para contar sus historias y, de
paso, explicarnos cómo eran sus pequeños trozos de país. Y en esas estábamos
cuando en Castellón surgió el colectivo “12 Plumas Negras”, formado por un
grupo de periodistas, escritores y gente del mundo de la cultura que compartían
su pasión por la novela negra,
El
colectivo se puso en marcha y el año 2008 dio a luz un volumen de relatos
titulado “Crímenes de Castellón”, que tuvo continuidad en el 2009 con “Más
crímenes de Castellón”.
La
aventura empezó a marchar viento en popa y las doce plumas se ampliaron a
veintiuna el año 2010, cuando publicaron un nuevo volumen, “Valencia criminal”.
Pero lejos de acomodarse a lo ya realizado, que era mucho y muy satisfactorio,
con generosidad y espíritu aventurero decidieron expandirse y el año 2012
surgió “España criminal”, libro que tuve el placer de presentar en Bilbao,
acompañado por tres de sus coautores, mi paisano Pedro Ugarte, Pablo Sebastiá
Tirado, uno de los pioneros del colectivo, y Pablo García May. La experiencia
me gustó tanto que cuando me pidieron un relato para la nueva antología que ya
estaba en marcha no lo dudé ni un segundo.
Esa
nueva antología ya está en las librerías, con el título de ESPAÑA NEGRA y es
una buena representación de lo que el género negro ha dado y aún puede dar de
sí en España, un libro en el que la experiencia de escritores consagrados se
conjuga con el entusiasmo de escritores noveles muchos de los cuales, no lo
dudo ni un instante, en el futuro también serán considerados “escritores
consagrados”. Pero sobre todo es un libro con el que tanto los amantes del
género negro como de la literatura en general podrán disfrutar.
Y
para acabar, por orden alfabético de autores (un orden que, por razones obvias,
me satisface plenamente J), aquí aparecen los escritores que participan en el
libro:
José
Javier Abasolo, Virginia Aguilera, Patricia Artero, Pedro Pablo G. May, Juan L.
Blanco Valdés, Juan Bolea, Ángeles Durán, Juan Carlos Enrique, Francisco
Fernández Beltán, Paco Galván, Manel Gimeno, Gustavo Llach, Jorge Martínez
Reverte, Jorge Molina, Lluis Pastor, Agustín Pery, Suso Postigo Pitarch, Luís
Pousa, Rosa Ribas, Carlos Salem, Chus Sánchez, Mariano Sánchez Soler, Ana Rosa
Sanfeliú, Pablo Sebastiá Tirado, Lorenzo Silva, Pedro Tejada Tello y Alfonso
Vázquez
SINOPSIS:
El colectivo de escritores policíacos conocido como 12 Plumas Negras ha crecido
ya hasta sumar 27 autores, que escriben otros tantos relatos de literatura
criminal. Entre los recién llegados hay algunos clásicos como Lorenzo Silva,
Jorge Martínez Reverte, Rosa Ribas, Juan Bolea, Carlos Salem, Mariano Sánchez
Soler… Pero a todos los anima la misma pasión por el género negro y la buena
literatura. No están todos los que son, pero todos los que están sí permiten
apreciar el pulso de la narrativa policíaca española actual, cuáles son los
intereses de sus autores, por qué crímenes se decantan… Y, claro, hay de todo,
asesinatos, robos, malos tratos y gran variedad de personajes: delincuentes
jóvenes e inexpertos, mujeres cargadas de odio y razones para matar a sus
maridos, policías y políticos corruptos, maderos de izquierdas que ajustan
cuentas a los fachas… y hasta gente normal. En fin, como la vida misma.