Título: UNA SEMANA DE LLUVIA
Autor: FRANCISCO GARCÍA PAVÓN
Editorial: REY LEAR
Trama: Cuando va a empezar la feria de Tomelloso el
suicidio de dos mujeres jóvenes solteras y, según dice el rumor, embarazadas,
se convierte en la comidilla del pueblo y en una carga para el jefe de los
municipales, que entiende que no está entre sus obligaciones averiguar quién es
el desconocido “preñador”. Pero que aparezca un hombre asesinado sí será de su
competencia, aunque aparentemente no haya pistas y se encuentre ante un
callejón sin salida.
Personajes: Manuel
González, más conocido como Plinio, personaje principal de las novelas de
García Pavón, jefe de la GMT (Guardia Municipal de Tomelloso), hombre serio y
reconcentrado, Don Lotario, veterinario del pueblo, ayudante extraoficial,
amigo íntimo y, sobre todo, admirador de Plinio, Simón Olivar, llamado por todo
el pueblo Simón Bolívar, padre de una de las jóvenes suicidas, hombre hosco y
de mal carácter, Teodomiro Gutiérrez, padre de otra de las jóvenes suicidas, de
carácter más débil y sentimental, Maleza, cabo de la GMT, algo descarado e
irrespetuoso, pero leal a Plinio, Niceto, novio de una de las jóvenes
fallecidas, que rompió misteriosamente con ella poco antes de su muerte, El
Giocondo, también conocido como El Cachondo, cantante protesta que está en el
pueblo por la feria, arrogante y despreciativo.
Aspectos
a Destacar: Francisco García Pavón, que
fue el primer autor español que exploró las posibilidades literarias de la
novela policíaca, en tiempos anteriores a la Transición (a la que siempre se ha
considerado, y con razón, como el punto de inicio de la novela negra española),
con sus novelas de Plinio trasplantó un género hasta entonces mayoritariamente
anglosajón a una España rural que empezaba a despertar y modernizarse.
La
Frase: Trocó el campo por la ciudad,
las abarcas por los zapatos, la varja por la maleta, el perro de sus soledades
por el transistor, el tabaco picado por el “celta”, la manta por la gabardina y
la mula por el autocar de línea. Pero su apartamiento de la familia y la
necesidad de buscarse el trabajo más allá de la glera del pueblo, sigue… Y su
condición de mano, no de hombre entero, sólo de mano de obra, continúa igual
que siempre.