domingo, 31 de mayo de 2015

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 519.-LOS CRÍMENES DEL OPIO (DANIEL SANTIÑO)

Título: LOS CRÍMENES DEL OPIO
Autor: DANIEL SANTIÑO
Editorial: ROCA
Trama: El descubrimiento, en un piso de Barcelona, de una mano agarrando un corazón hace sospechar a los Mossos d'Esquadra, la policía autonómica catalana, que pueden encontrarse ante un crimen cometido por un perturbado. La posterior aparición de varios cadáveres les ratificarán no sólo en su primera idea, sino en la de que es posible que se encuentren ante un asesino en serie. O quizás ante algo más.
Personajes: Víctor Santino, sargento de los Mossos d'Esquadra, uno de sus mejores investigadores con un pasado sombrío, del que consiguió salir gracias a su mujer, Marta, de carácter fuerte y decidido, pero que no está dispuesta a que de nuevo el trabajo de su marido se interponga entre ellos, Sánchez, superior de Santino, al que apoya en todo, pese a su lenguaje áspero y abrupto cuando habla con él y le da órdenes, Ramírez, agente de la Guardia Civil, que le es asignado a Santino para que le sirva de "sombra" y vigilente, aunque colabora lealmente con él, Natalia Figueroa, psicóloga especialista en realizar perfiles de criminales, antigua agente de policía por lo que entiende mejor sus procedimientos, Opium, un hombre maltratado por su padre en su niñez que de repente encuentra la misión de hacer que los seres humanos encuentren la "luz", para lo que previamente deberá despojarles de sus sombras, Sombra, cuidadoso y eficaz asesino, que por casualidad se encuentra con Opium y entiende que puede serle muy útil para sus planes.
Aspectos a Destacar: La aproximación, desde un punto de vista original y diferente al que tradicionalmente suele aparecer en las novelas y películas dedicadas al tema, a la figura del asesino en serio / Novela ganadora del Premio Internacional de Novela Negra L'H Confidencial 2014.

La Frase: Una vez, cuando era agente raso, su sargento le dijo que un policía vivía los peores minutos de cada familia: defunciones en mitad de la noche por un fallo cardiaco, robos con violencia, hijos que se mataban en accidentes de tráfico, hermanos o padres que se suicidaban, homicidios, etc. El policía era un espectador priviliegiado del dolor sobrecogedor de las familias que sufrían ese tipo de tragedias. Y todas y cada una de ellas se llevaban un pedacito del alma del agente. El índice de suicidios entre los policías era escalofriantemente alto. La verdad es que con un arma de fuego a mano resultaba hasta sencillo.