Ahí donde se le ve, y tal y como acostumbra a ocurrir en la novela negra que frecuenta desde hace 13 años y nueve novelas, nada es tampoco lo que parece como escritor en José Javier Abásolo (Bilbao, 1957). Funcionario del Gobierno Vasco, el autor bilbaíno regresa al panorama literario con 'Pájaros sin Alas' (Erein, 2010) un relato clásico en la más pura línea de un género en el que retoza desde que tiene memoria como escritor. Ahora le sigue la pista a Mikel Goikoetxea,'Goiko', un ex ertzaina, en su día uno de los mejores investigadores de homicidios, que malvive como detective privado después de verse defenestrado en el Cuerpo por una falsa acusación de pederasta que le costó la carrera y el matrimonio.
- ¿Qué idea quiere transmitir con el título de la novela?
- En un momento de la novelas suena la canción de Mikel Laboa 'Txoriak txori' y pensé que ahí estaba el título: 'Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no habría escapado'. Por un lado, buscaba ser un modesto homenaje a Laboa y, por otro, me parecía una buena imagen.
- ¿Quién es el protagonista de la novela, este ertzaina en excedencia Mikel Goikoetxea?
- Es un personaje nuevo en mis tramas con el que espero hacer alguna otra aventura.
- ¿Qué tiene que no había en otros de sus personajes literarios?
- Quizás que por sus características se asemeja más al investigador clásico y soy un enamorado de los escritores clásicos del género. Y le veo como un detective de la vieja escuela en la Euskadi del siglo XXI.
- ¿Resultaba tentador mirar hacia esa tradición del género?
- Me dije que como esta es mi novena novela negra, sentía que ya podía permitirme el 'lujo' de escribir al modo clásico: el típico ex polícia con conflictos con el cuerpo, jueces, amistades, pareja.
- ¿Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia?
-A mí ese dicho me parece una solemne tontería. Cuando se avisa de que lo que se va a leer a continuación es ficción me da la sensación de que se está uno poniendo la venda antes de la herida, cuando, al final todo es ficción y nada nace en este género de la nada.
- ¿Sigue Euskadi siendo su entorno propicio para la novela negra?
- Creo que es un buen escenario para novelas policiacas y me encanta hacer guiños a lo que conozco.
- ¿Y cómo es eso de un ertzaina caido en desgracia por una falsa acusación de pederasta?
- Es un tema delicado, alguien que tiene problemas, después de que le hagan una falsa acusación que no prospera, por eso está libre, pero que le estigmatiza e incluso su mujer le abandona. Como suele ocurrir en este tipo de novelas, el caso en el que anda metido le da claves para trasladarlas a lo que le pasa.
- ¿Investigó si se puede vivir de detective privado en Euskadi?
- Lo que da dinero en Euskadi es el mundo de la seguridad porque los detectives que ves en las páginas amarillas en Euskadi no es que se suelan dedicar a este tipo de cosas. En Euskadi lo que da dinero es todo lo relacionado con la seguridad.
- La acusación de pederastia a su protagonista es un tema tan actual como pantanoso...
- El tema aparece en una novela que no trata sobre la pederastia. Quería buscar un tema que socialmente estuviera mal visto, que no tuviera defensa moral. Por suerte o por desgracia, en esta sociedad, si pones a un policía corrupto que se ha llevado 500 'kilos', tiene hasta defensa. Se ve a diario y habrá quien diga que él también lo hubiera hecho en su situación. La acusación de pederastia me permitía mostrar a un personaje que de entrada resulta indefendible.
- ¿Se ve tras nueve novelas negras como un autor consolidado o un referente en Euskadi del género?
- Todo eso me da mucho reparo porque suena a una responsabilidad que ni me corresponde ni quiero asumir. Quizás, por pura estadística, sea el autor vasco actual con más novelas negras publicadas. Pero eso no significa que sea ni el mejor ni el más importante. ¿Consolidado?, me considero consolidado a nivel personal porque ya veo una cierta obra constante detrás de mí.
- El 'boom' de la novela negra nórdica ha tomado el relevo a la histórica, ¿qué piensa usted de ese fenómeno comercial?
- Que a veces me gustaría ser sueco o tener un apellido difícil de pronunciar; pero, como se dice, soy vasco, y contento de poder escribir aquí con estos códigos.
- ¿O que hay que estar muerto para triunfar?
- Espero, por lo menos en mi caso, que no vaya a ser así.
- ¿Cree que es bueno para el género en general?
- La novela negra siempre vivió momentos de moda. No sé si eso para la novela autóctona resultará bueno o malo. Supongo que algo nos caerá de refilón, aunque sólo sea por estar en la misma zona de la estantería.
- ¿Y se pregunta que es lo que tienen para vender más?
- De momento, más páginas. Creo que hay algo de morbo. Descubrimos que los países nórdicos, que siempre han sido un referente idílico, como que eran de culturas más avanzadas y superiores a la nuestra, resulta que también tienen miserias, racismo y violencia.
- ¿'El nada es lo que parece' es la regla clásica del género?
- Eso y la presencia de una cierta ambigüedad moral. Es la ambigüedad moral social, muestra a una sociedad desde sus cloacas, buceando en su parte subterránea.
- ¿Se ve escribiendo otro género?
-No vivo la novela negra como una limitación como autor. Cuando vea claro otro género lo abordaré, sin ninguna duda, pero por ahora me encuentro cómodo aquí.
- ¿La Ertzaintza es un cuerpo policial propicio para dar juego?
- He recurrido a ella en varios libros. A mí me pasa que, por la generación que soy, viví en la Transición su nacimiento como una policía propia. En cierto modo fuimos reacios a criticarla respecto a otros cuerpos policiales pero, poco a poco, después de 30 años, ser una policía normalizada significa que habrá cosas buenas pero también la correspondiente dosis de zonas oscuras.
- ¿Cree usted que hay género para rato tocando temas actuales?
- González Ledesma dice que es la novela social de nuestra época: habla de personajes que se ven a diario, de tus calles, de bares que conoces y de problemas vigentes: desde los divorcios a las hipotecas. Suelo decir que la novela negra habla de lo que trata toda novela: el amor, el odio, la violencia, el sexo, el dinero y la ambición, sólo que llevados a un extremo en el que alguien piensa que merece la pena matar o arriesgarse a morir por ello.
- ¿Qué idea quiere transmitir con el título de la novela?
- En un momento de la novelas suena la canción de Mikel Laboa 'Txoriak txori' y pensé que ahí estaba el título: 'Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no habría escapado'. Por un lado, buscaba ser un modesto homenaje a Laboa y, por otro, me parecía una buena imagen.
- ¿Quién es el protagonista de la novela, este ertzaina en excedencia Mikel Goikoetxea?
- Es un personaje nuevo en mis tramas con el que espero hacer alguna otra aventura.
- ¿Qué tiene que no había en otros de sus personajes literarios?
- Quizás que por sus características se asemeja más al investigador clásico y soy un enamorado de los escritores clásicos del género. Y le veo como un detective de la vieja escuela en la Euskadi del siglo XXI.
- ¿Resultaba tentador mirar hacia esa tradición del género?
- Me dije que como esta es mi novena novela negra, sentía que ya podía permitirme el 'lujo' de escribir al modo clásico: el típico ex polícia con conflictos con el cuerpo, jueces, amistades, pareja.
- ¿Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia?
-A mí ese dicho me parece una solemne tontería. Cuando se avisa de que lo que se va a leer a continuación es ficción me da la sensación de que se está uno poniendo la venda antes de la herida, cuando, al final todo es ficción y nada nace en este género de la nada.
- ¿Sigue Euskadi siendo su entorno propicio para la novela negra?
- Creo que es un buen escenario para novelas policiacas y me encanta hacer guiños a lo que conozco.
- ¿Y cómo es eso de un ertzaina caido en desgracia por una falsa acusación de pederasta?
- Es un tema delicado, alguien que tiene problemas, después de que le hagan una falsa acusación que no prospera, por eso está libre, pero que le estigmatiza e incluso su mujer le abandona. Como suele ocurrir en este tipo de novelas, el caso en el que anda metido le da claves para trasladarlas a lo que le pasa.
- ¿Investigó si se puede vivir de detective privado en Euskadi?
- Lo que da dinero en Euskadi es el mundo de la seguridad porque los detectives que ves en las páginas amarillas en Euskadi no es que se suelan dedicar a este tipo de cosas. En Euskadi lo que da dinero es todo lo relacionado con la seguridad.
- La acusación de pederastia a su protagonista es un tema tan actual como pantanoso...
- El tema aparece en una novela que no trata sobre la pederastia. Quería buscar un tema que socialmente estuviera mal visto, que no tuviera defensa moral. Por suerte o por desgracia, en esta sociedad, si pones a un policía corrupto que se ha llevado 500 'kilos', tiene hasta defensa. Se ve a diario y habrá quien diga que él también lo hubiera hecho en su situación. La acusación de pederastia me permitía mostrar a un personaje que de entrada resulta indefendible.
- ¿Se ve tras nueve novelas negras como un autor consolidado o un referente en Euskadi del género?
- Todo eso me da mucho reparo porque suena a una responsabilidad que ni me corresponde ni quiero asumir. Quizás, por pura estadística, sea el autor vasco actual con más novelas negras publicadas. Pero eso no significa que sea ni el mejor ni el más importante. ¿Consolidado?, me considero consolidado a nivel personal porque ya veo una cierta obra constante detrás de mí.
- El 'boom' de la novela negra nórdica ha tomado el relevo a la histórica, ¿qué piensa usted de ese fenómeno comercial?
- Que a veces me gustaría ser sueco o tener un apellido difícil de pronunciar; pero, como se dice, soy vasco, y contento de poder escribir aquí con estos códigos.
- ¿O que hay que estar muerto para triunfar?
- Espero, por lo menos en mi caso, que no vaya a ser así.
- ¿Cree que es bueno para el género en general?
- La novela negra siempre vivió momentos de moda. No sé si eso para la novela autóctona resultará bueno o malo. Supongo que algo nos caerá de refilón, aunque sólo sea por estar en la misma zona de la estantería.
- ¿Y se pregunta que es lo que tienen para vender más?
- De momento, más páginas. Creo que hay algo de morbo. Descubrimos que los países nórdicos, que siempre han sido un referente idílico, como que eran de culturas más avanzadas y superiores a la nuestra, resulta que también tienen miserias, racismo y violencia.
- ¿'El nada es lo que parece' es la regla clásica del género?
- Eso y la presencia de una cierta ambigüedad moral. Es la ambigüedad moral social, muestra a una sociedad desde sus cloacas, buceando en su parte subterránea.
- ¿Se ve escribiendo otro género?
-No vivo la novela negra como una limitación como autor. Cuando vea claro otro género lo abordaré, sin ninguna duda, pero por ahora me encuentro cómodo aquí.
- ¿La Ertzaintza es un cuerpo policial propicio para dar juego?
- He recurrido a ella en varios libros. A mí me pasa que, por la generación que soy, viví en la Transición su nacimiento como una policía propia. En cierto modo fuimos reacios a criticarla respecto a otros cuerpos policiales pero, poco a poco, después de 30 años, ser una policía normalizada significa que habrá cosas buenas pero también la correspondiente dosis de zonas oscuras.
- ¿Cree usted que hay género para rato tocando temas actuales?
- González Ledesma dice que es la novela social de nuestra época: habla de personajes que se ven a diario, de tus calles, de bares que conoces y de problemas vigentes: desde los divorcios a las hipotecas. Suelo decir que la novela negra habla de lo que trata toda novela: el amor, el odio, la violencia, el sexo, el dinero y la ambición, sólo que llevados a un extremo en el que alguien piensa que merece la pena matar o arriesgarse a morir por ello.