Título: EL SINDICATO DE POLICÍA YIDDISH
Título
original: THE YIDDISH
POLICEMEN’S UNION
Autor: MICHAEL CHABON
Editorial: MONDADORI
Trama: Tras finalizar la II Guerra Mundial los judíos no
han podido establecerse en Palestina por lo que provisionalmente se les cede el
territorio de Sitka, en Alaska, para que se establezcan allí por un periodo
máximo de 60 años que está a punto de caducar, lo que se llamará la Revocación.
En ese contexto aparece muerto un yonqui en un hotel de dicho territorio. Sólo
faltan dos meses para que se produzca esa Revocación y a nadie le interesa
investigar esa muerte, salvo a un policía que vivía en el mismo hotel.
Personajes: Meyer
Landsman, policía judío de Sitka, indisciplinado y vehemente, afectado por sus
recuerdos, entre ellos el de un padre aficionado al ajedrez, Berko Shemets, primo
de Meyer y compañero suyo en la policía, hijo de judío y de india, lo que le
generó en el pasado problemas de identidad, Bina Gelbfish, exmujer de Meyer, también
policía, que recientemente se ha convertido en su superior, Hertz Shemets, tío
de Meyer y padre de Berko, antiguo agente de policía caído en desgracia, Heskel
Shpilman, rabino de una curiosa secta ortodoxa judía que es, al mismo tiempo,
un poderoso clan mafioso, Aryeh Baronstheyn, abogado y yerno de Shpilman además
de su mano derecha, Wilfred Dick, policía indio de metro cuarenta de estatura,
que consiguió que se le dejara entrar en el cuerpo pese a no tener la altura
mínima exigida, lo que da fe de su fuerte y resolutivo carácter.
Aspectos
a Destacar: El autor, que entre sus
galardones como escritor ostenta el Premio Pulitzer (aunque no por esta novela)
utiliza la ucronía para narrarnos, a través de una novela negra, las viviencias
de una sociedad a punto de desmoronarse. Una sociedad que en el contexto de la
novela es la de origen judío, pero que podría ser otra cualquiera.
La Frase: Landsman,
hijo y nieto paterno de suicidas, ha visto a seres humanos quitarse de en medio
de todas las formas posibles, desde las más ineptas a las más eficaces. Sabe
cómo tiene que hacerse y cómo no. Tirarse desde los puentes y desde las
ventanas de hoteles: pintoresco pero peliagudo. Tirarse por huecos de
escaleras: poco seguro, impulsivo y demasiado parecido a una muerte accidental.
Cortarse las venas, con o sin la variante popular pero innecesaria de la
bañera: más difícil de lo que parece y teñido de un amor más bien femenino por la
teatralidad.